El domingo amanecía caluroso y parecía un domingo más, pero no lo era. Aparecimos grupos de portuenses por la vecina Sanlúcar para lo que parecía un partido más, pero no lo era.
Salió un once rojiblanco entre tímidos aplausos de unos seguidores situados entre el luto y la esperanza, y entraron en el verde césped unos jóvenes muchachos que, quizá por su edad, no eran conscientes de todo el peso que llevaban a sus espaldas.
Comenzaron los 90 minutos que no eran 90 minutos más, se estrenó oficialmente el Recreativo Portuense, heredero de un difunto que no está enterrado, para el que ni existe caja y lo que es peor, al que ni siquiera estamos velando, ni nos dejaron velar.
Arrancó el Recre, hijo del histórico Racing Club Portuense, en la Regional Preferente. Es decir, literalmente en las catacumbas del futbol y ante el Rayo Sanluqueño. Empatamos 1-1 con un penal transformado por Lolo Prado, un gol que no es uno más, pues es el primero de la historia. Y unos cien portuenses estábamos allí para gritarlo.
Lo peor fue la grave lesión de rodilla Melo. Este tipo nos defendió, cayó por nosotros y es hijo del cuerpo, del mítico Carmelo, así que espero que cuando vuelva la suerte le dé un beso en la frente y no una calabaza. Suerte y paciencia en la recuperación.
No fue un domingo más, no fue un partido más y no fue una lesión y un gol más. Fue un volver a empezar, fue comenzar una travesía desde el velero más humilde del mundo... y fueron estos once señores los que iniciaron la singladura... Ito, Emilio, Lolo Prado, Terry, Nono, Melo, Kike, Abel Calatayud, Elías, Adri y Álex Torres.
Desde la tristeza profunda gritemos... ¡VIVA EL RACING!
Desde la esperanza miremos al futuro y, sin duda...¡SOY TUYO, RECRE!
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