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Caso Alexander

De la deuda se sale consiguiendo dinero si hace falta hasta de debajo de las piedras.

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El culebrón Alexander que levantó las alarmas entre la afición recreativista la semana pasada, se terminó en cuanto el club, el jugador y el equipo danés llegaron a un acuerdo. Tenemos que recordar que el grupo Gildoy llegó al Decano del fútbol español con el objetivo de elevar al Recreativo de Huelva a la máxima categoría nacional de una forma limpia, es decir, saneando la deuda que existe y que es real. Todos sabemos que con la crisis cualquier familia se abstiene de caprichos con el fin de poder llegar a final de mes. Con el Recre pasa lo mismo. De la deuda se sale consiguiendo dinero si hace falta hasta de debajo de las piedras. Y la oferta del Brondby danés era irrechazable. Medio millón de euros por una cesión de un jugador que, si bien recordáis, llegó a coste cero del San Sebastián de los Reyes. Además con una opción de compra de dos millones. Blanco y en botella, leche. El año pasado dependíamos de Chuli, y eso lo sabe hasta el apuntador; pero esta temporada el conjunto albiazul tiene calidad de sobra como para depender de un solo jugador, y si no, al tiempo. Y al pobre jugador, que cobrará cuatro veces más, ha faltado tiempo para llamarle pesetero. ¿Nadie se acuerda de Berrocal?, un delantero con nulas garantías de gol, que vendió al Recre por un dinero que nunca ha salido a la luz, marchándose a la liga tailandesa, un verdadero paraíso monetario para los futbolistas. Y la palabra ‘pesetero’ no salió de la boca de ningún aficionado. Parte de la afición, que mucha de ella critica al Recre desde el sofá de su casa, debería de hacérselo mirar, dejar trabajar, y reducir las críticas al club de nuestros amores. Porque se critica cada movimiento, cada táctica de Sergi Barjuan, cada acción monetaria por parte de la directiva, y cada pase mal dado en el terreno de juego. La temporada es muy larga, es un correcaminos de idas y venidas, una montaña rusa de subidas y de bajadas. Van tres partidos y el sol que vemos desde nuestra ventana no es el que nos avisa de la venida del verano. Llegará el invierno, y ahí veremos la dinámica de la plantilla y hasta dónde podremos llegar a final de año. Hasta entonces, que se vaya subiendo la gente al barco, que aún es pronto. 

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