En sus primeras declaraciones públicas está sorprendiendo positivamente el nuevo presidente de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ), Manuel Alfonso Torres, porque parece que ha llegado al cargo con firme liderazgo y la intención de no estar permanentemente quejándose de lo mal que nos va sino que está dispuesto a colaborar con otros agentes sociales y colectivos en la tarea de sacar a Jaén del pozo en el que se encuentra. Al dirigente empresarial se le entiende todo porque habla muy claro y como no tiene, por lo menos todavía, las tan habituales hipotecas, se permite hacer un diagnóstico muy crítico de la situación de Jaén en la que no pone muy bien a la clase política, de la que piensa, como una mayoría de jienenses, que no ha estado a la altura de las circunstancias y ha hecho poco para sacar a la provincia de la crisis, como no lo hizo antes de que esta situación económica adversa estallara, porque el drama de Jaén es bastante antiguo. El presidente de la CEJ pone el dedo en la llaga en una realidad contundente, en que los partidos y las administraciones utilizan en este caso la realidad jienense como arma arrojadiza, que es una manera para estar permanentemente enfrentados y no ocuparse de los verdaderos problemas, empezando por el más preocupante y vergonzoso de todos, que es la cifra de parados, de la que ningún político se quiere hacer responsable y todos han gobernado. Torres denuncia con pesar el tiempo precioso perdido en estériles políticas y hoy aboga por un gran pacto con los sindicatos, porque aunque haya diferencias, Jaén debiera ser lo primero.
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