El problema, como denuncia, es que en este grupo saben de sobra quienes son los autores y cómo se ganan la vida. De hecho, incluso los han pillado in fraganti, lo que tampoco ha evitado que vuelvan a reincidir al día siguiente. “Como lo máximo de lo que le van a acusar es de una falta, te lo dicen claramente, que vienen otro día y te los ves al día siguiente; “se ponen en el Mercado, en la calle Ancha y en la Plaza del Cabildo y las venden a 2 euros, y se ganan un jornalito de entre 100 y 200 euros diarios y en algunos casos hasta dicen que son de Torrebreva, pero el problema es la reacción que le puede provocar a una persona que las tome porque no pasan ningún control”, señala. Unas reacciones adversas difíciles de precisar pero que pueden ir desde vómitos hasta fuertes dolores de cabezas. “Nuestros productos pasan distintos controles y a lo más mínimo te las echan para atrás, imagínate lo que puede provocar el consumirlas con los productos químicos que llevan”. Lo peor de todo, es que además de los riesgos de salud, ni siquiera resultan más económicas. “En cualquier supermercado son más baratas”, sentencia.
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