En román paladino

Sin derrotados

Pase lo que pase en las elecciones nunca hay derrotados en España

Publicado: 27/05/2019 ·
22:51
· Actualizado: 27/05/2019 · 22:51
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Pase lo que pase  en las elecciones nunca hay derrotados en España. Puede hasta desaparecer el partido, como ha  sucedido  con UCD, UPYD y otros, como PTE, ORT o CDS de Adolfo Suarez. Jamás nadie reconocerá su derrota. De hecho nadie lo ha reconocido. Si se ha bajado en votos y escaños,  la culpa nunca es del partido, mucho menos de sus dirigentes. La responsabilidad es de los votantes que no saben escoger la candidatura verdadera. Y es verdad que los votantes pueden equivocarse, pero eso no exime de responsabilidad  y de la dimisión a los dirigentes.

Las urnas han señalado a algunos responsables políticos –especialmente a los líderes de Podemos- la vía que castizamente en los lejanos años sesenta se indicaba  –rememorando un conocido cartel reiterativo de toros-  para los que perdían… “Puerta, Camino y Mondeño”, Es   el camino para los que   han presumido de todo y son grandes hacedores de derrotas. Si-como ha sucedido en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid- lo es por divisiones inexplicables, por odios africanos ininteligibles o  por la repetición, que ya se conoció en la pasada legislatura. Ahora se repite la historia con otra operación de Pablo Iglesias o de alguno de sus seguidores y de nuevo el sectarismo ha llevado al desastre a la izquierda madrileña.

Ya la estirpe de aquel Belmonte que decía: “Sé perder, y en estos tiempos eso  es una gran virtud” ha pasado de moda. No hay político perdedor que lo pronuncie. La derrota puede enseñar el camino siguiente, la victoria. El que gana normalmente se regodea en ella, se suele rodear de halagadores acríticos y empieza a sembrar la semilla de una próxima derrota. La derrota, si es digna, es una de las dos cosas honorables  que suceden cuando hay elecciones: se gana o se pierde. Pero,  para ello,  es imprescindible la grandeza del reconocimiento de la victoria ajena y de la derrota propia. En pocos años, a veces en meses, las tornas se vuelven a la inversa.  La aceptación de la derrota es el único camino de la recuperación de los perdedores.

Mientras hay vida hay esperanza y fuera de la política hay vida inteligente. No hay que llegar a tanto, pero el consuelo es necesario por ello es curativo  recordar lo que escribió Manuel  Vázquez Montalbán en Historias de Política Ficción: “Los vencedores suelen ser repugnantes”.  Que nos perdonen.

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