Curioso Empedernido

Rigores y ligerezas

Pecamos de poco rigor en nuestros juicos, opiniones y afirmaciones, y predicamos desde la frivolidad y con toda ligereza

No corren buenos tiempos para la lírica o como diría Bertolt Brecht en uno de sus poemas, más bien  son malos. Tampoco soplan vientos favorables para el compromiso con la ciudadanía  y quienes lo ejercen. Y entre tanto ruido, política y políticos se encuentran en el ojo del huracán, y todo lo que huela a los mismos es sospechoso de todo lo peor que pueda cometer el ser humano. Ni eso es  verdad ni es justo. 

Pecamos de poco rigor en nuestros juicos, opiniones y afirmaciones, y predicamos desde la frivolidad y con toda ligereza, y entre focos, humos y propagandas, llenando de calumnias el ambiente ayudado de ventiladores, prefiriendo no tener problemas  y conflictos aunque tengamos que vender bombas.

En este mundo nuestro, la experiencia nos demuestra lo laborioso, complicado y difícil que nos resulta conseguir los objetivos  que nos hemos propuesto y subir en la escala de méritos para lograr una posición meritoria en todos los sentidos,  mientras que es tremendamente  fácil, cuestión de segundos, bajar hasta las profundidades.

Pasamos por  una vida en la que estamos sin ser, nos envolvemos en un mar de dudas sin aclaraciones, llegamos sin salir entre implacables y permanentes en ese vaivén entre mercancías y mercenarios, compuestos y destrozados, minimizaciones y maximizaciones.

Ante las intoxicaciones de las falsas noticias, los rumores y las manipulaciones del lenguaje, hemos de ser coherentes y rigurosos, y entre lo raro y lo melancólico, ser capaces de montarnos una fiesta desde una tragedia, resolver cualquier problema que tengamos por muy complicado que nos parezca.

Tenemos que ser conscientes, que hay quienes no nos tienen ninguna simparía y se dedica a ponernos trampas y zancadillas, pero no debemos perder los nervios,tranquilicémonos, relativicemos las emociones y pasiones y no nos dejemos llevar por las presiones y ansiedades.

Cuando sabemos lo que queremos en cada momento, nuestra intuición no  nos falla, y cultivamos la profesionalidad, la coherencia y la competencia, frente al choriceo, la chapuza y el chabacanismo. Por eso entre metidos y arremetidos, voluntarios y obligatorios, hemos de practicar menos precipitaciones y más reflexiones.

Los rigores y ligerezas nos deben hacer diferenciar las presencias de las nadas, los encendidos de los apagones, convencer a la fuerza que muchas veces es perder, a dialogar cediendo que aunque parece perder, a la larga es ganar.

Resulta torpe y poco riguroso caer en la ligereza de hacer fracasar la política para que solo tenga lugar, espacio y cabida el populismo, entre la guerra de las derechas y la desunión de las izquierdas. No podemos permitirnos  dispersarnos y no plantear propuestas de solución a los problemas.

Con frecuencia necesitamos ver y convivir con gente diferente y positiva , afrontar el día a día con ilusión , tener al fuerza de ver las cosas tal y como son y no como nos las quieren vender, sabiendo comenzar la andadura y terminar la jornada.

Es importante recuperar la complicidad que teníamos con los demás, y no caer en la tela de araña de quienes solo nos quieren secuestrar y dominar nuestra voluntad, porque el final de esa historia es el desastre.
   
 

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