Patio de monipodio

Feliz año

¿Será posible? Hay varios elementos dispuestos a impedírnoslo: la política europea de la Merkel y sus sumisos gobernantes españoles y los aspirantes a gobernantes...

¿Será posible? Hay varios elementos dispuestos a impedírnoslo: la política europea de la Merkel y sus sumisos gobernantes españoles y los aspirantes a gobernantes; los poderosos de España y los mucho más poderosos marcadores de la política mundial; la errónea e interesada interpretación de la desigual, injusta y discriminatoria ley D´Hont, imperante en este Estado español, dónde únicamente se desean y se copian los errores de todos los demás, para hacer bueno aquello de “sólo se pega lo malo”.

Cuando nadie gana, cuando nadie obtiene mayoría en este sistema electoral, impuesto por los mismos que ahora se niegan a cumplirlo, gana la mayoría. Gana el sano principio democrático de gozar representatividad real. El sistema permite obtener mayoría con un 40% de los votos, y hasta con menos, efecto nada democrático, que puede haber llevado al vicio de confundir mayoría con mayor número de escaños. Pero si un partido obtiene el 28% de los votos porque el 72% lo ha rechazado, no hay mayoría ni de lejos. En cuanto a “dejar gobernar al más votado”, ni siquiera está en la Ley, mucho menos en la lógica. El sistema electoral aceptado y defendido por los partidos más votados, especifica claramente que al Presidente lo elige el Parlamento. En ningún sitio dice que deba ser elegido por una mayoría concreta.

Pero a la oligarquía euro-americana le ha asustado que el electo pueda no ser el “arruinador mayor del reino”, tal como ellos han decidido. Y han presionado con la Bolsa y la prima de riesgo. Es un aviso: ellos están por encima de las urnas, ellos deciden quién debe seguir gobernando, para cumplir sus designios.

No quieren correr el riesgo de un cambio en la política española capaz de no favorecerles tanto como se les viene favoreciendo a sus intereses económicos. De ahí a un golpe de estado no violento (salvo respuesta popular) la distancia es la de un billete, pero de perfil. Del “canto de un duro”. Mejor -para ellos- evitar el viraje, que presionar contra una dinámica adversa a sus intereses, repitiendo la experiencia de Grecia.

2016 podría ser el año de la mejoría o el de una presión internacional que violente y reprima la necesidad de cambio de un 78% de los votantes del Reino de España. Con las quinielas (y las carnes) abiertas y algunos jugadores en baile de propuestas, aceptar el resultado de las elecciones y que el Parlamento controle al Gobierno, como es su misión, parece inasumible a quienes han venido gobernando para satisfacer la imposición de los impulsores de este cambio de ciclo económico al que llaman crisis.

En un presunto abrazo PP-PSOE, no importa quien sea el oso, pero uno de los dos asfixiará al otro. La prisa de Ciutadans puede destrozar el plan bancario de eternizar al PP en el poder, porque deja al descubierto la maniobra. Podemos no tiene fuerza suficiente para imponerse en esta feria de lo imposible.

¿Y las fuerzas autonómicas? ¿Y un, o unos, partidos andaluces con representatividad? Alguien que tenga algo que decir en nombre de Andalucía, es un horizonte lejano, mientras los partidos se asientan en su propósito de supuesta y falsa “federalización”, pensada sólo para reducir a tres las autonomías. El sueño centralizador de 1977.

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