A caballo entre lo pictórico y lo escultórico, este artista precoz –comenzó a vivir del arte a los 23 años– considera que el arte debe aportar “energía positiva a las personas”, al tiempo que generar “sentimientos de fuerza y esperanza”, explicó ayer Sodi a Efe.
Aunque oriundo de México DF, donde nació en 1970, en la actualidad vive con su familia la mitad del año en Barcelona –donde tiene su residencia principal– y el resto en Berlín, donde tiene su taller de trabajo.
“Es mucho más funcional para mi vivir en Europa, porque me resulta más fácil mantener el contacto con los galeristas”, añadió.
Y a pesar de su reconocimiento temprano, tiene claro que “no se trató de un golpe de suerte, sino que es la obra la que se va abriendo camino por sí sola”.
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