No hay tiempo para lamentaciones. El Cádiz ya ha regresado y este viernes entrenará en las instalaciones de El Rosal. Está claro que el palo ha sido grande al perder en Albacete, pero el Arroyo ya está a la vuelta de la esquina y no se puede perder ni un instante.
La primera ocasión de calmar los ánimos y volver a la senda del triunfo se presenta bien pronto. El domingo a las 19.00 en el Ramón de Carranza estará el Arroyo, un equipo que entró el pasado año en la crónica negra cadista al ganar 2-5 en un partido que aún escuece a la afición local.
Raúl Agné terminó bastante molesto con el resultado cosechado en Albacete, ya que los amarillos merecieron al menos un punto que no les separara tanto de los locales, rivales por el liderato.
“No voy a hablar de los árbitros, vosotros habéis sido testigos, prefiero no hablar”, decía tras el partido en La Mancha, aunque lo cierto es que a tenor de las imágenes el árbitro no estuvo acertado, pero para ningún lado.
Se señalaron dos penaltis y ninguno lo parece, pero fue uno para cada bando. Lo más discutible es la expulsión de Kike por doble amarilla, ya que para el técnico cadista “en la primera tarjeta no hace nada por tocar el balón en la falta, el rival le chuta a él, que está a buena distancia”.
Tiene claro que su equipo fue “muy superior” en la segunda parte, tiempo en el que “ampliamos el campo y tuvimos cuatro ocasiones muy claras de gol”. “Con el 1-1 creíamos que era cuestión de tiempo, pero en una acción puntual pasamos del 1-2 al 2-1”, lamenta, “orgulloso de los jugadores” por haber dominado el segundo tiempo incluso con uno menos.
Toca pensar en el Arroyo, olvidar Albacete y poner fin el domingo a la mala racha de tres encuentros sin ganar.
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