J erez va a contar con un nuevo equipo de fútbol. Que San Dionisio se lo bendiga, como un San Pedro resignado, más que ante Dios, ante los designios de un sentimiento que ha optado por clonar el escudo original para preservar su honor y su orgullo y por realizar la travesía del desierto antes que ver mancillada su historia y -a eso se aferran- asistir a la disolución de su equipo de toda la vida.
El Xerez FC -con F de Fénix- nace con el apoyo en las urnas de casi 800 antiguos abonados del Xerez CD y, aunque cabe esperar que entre ellos se encuentren aficionados que no renunciarán a ver fútbol de Segunda B y habrán votado a favor por darle el capricho a sus compañeros de grada, tendrá el apoyo de muchos más -de eso se trata- cuando haya que llenar Chapín para recibir la visita del CD Cañorrera, el Pastores y hasta El Torno o el Guadiaro.
No se hace historia ni leyenda sin comienzos difíciles, y el que aspira a ser primer equipo de la ciudad ya cuenta con ello, y con el arrojo de una nutrida masa social, a falta de lo más importante: once tipos en calzonas, con algo de talento, dispuestos a partirse el pecho en categorías de aficionados en las que no valdrá el miedo escénico ni el peso de la ciudad. Mas, cabe preguntarse, sin necesidad de ofender a nadie: ¿y si el Xerez del que han tenido que autoexiliarse sortea la trampa de Hacienda y el campo de minas que conduce a su salvación, y se apunta al ascenso a Segunda a final de temporada? Ya saben lo que dicen: pudo ser verdad y ni siquiera haber pasado.
A todo esto, el Ayuntamiento tendrá algo que decir, y ya sabemos que es de verbo fácil, pero de memoria distraída -del anuncio de Montoro sobre la recuperación de la PIE han pasado ya varias semanas sin que se haya vuelto a hablar del tema, y del futuro de Onda Jerez, una vez contentada la junta de acreedores, sigue sin avanzarse en el tema del ERTE-, aunque a nadie escapa que un debate de trascendencia futbolística nunca viene mal y mucho menos con la efervescencia populista que arrastra éste en cuestión -¿habrá destierro de Chapín para el Deportivo si se accede a la petición del Fénix xerecista? ¿podrán convivir sobre el mismo césped y bajo el mismo cielo (azul, por supuesto)?-.
Y, sin embargo, por muy intrascendentes que puedan resultar estas cuestiones a los ojos de otros muchos ciudadanos que viven ajenos a las cuestiones futbolísticas, hay que reconocer la voluntad de los impulsores del nuevo club por hacer las cosas bien. Primero se expone la realidad, se ven las opciones, se debate y después, cada cual, libremente, vota. Como en unas primarias de verdad, no las que insinuó y precipitó el PSOE andaluz, donde de tanto abrir un “nuevo tiempo” han terminado por aferrarse al pasado. Sin debate y sin votos, con avales, como ocurre con el Xerez CD -al final va a ser verdad que el fútbol es la gran metáfora de la vida: si hasta el alcalde de Jun podría pasar por un trasunto de Ricardo García, con su tengo los avales pero no los enseño-.
Las metáforas, en cualquier caso, brotan a diario sin tener que recurrir al fútbol, a partir de la mera observación de una actualidad dominada hoy día por el caso Bárcenas y que nos depara a un Mariano Rajoy cuya voluntad parece haber sido usurpada por un extraterrestre -o por un mal asesor-, dando aliento al empeño de Pedro J. Ramírez por ampliar su sala de trofeos con la cabeza del presidente y a la sacrificada entrega del ABC por convertirse en su particular orquesta del Titanic. Y sí, es inadmisible que Rajoy desconozca el sentido de la palabra “chantaje” cuando se le ocurre argumentarlo como excusa; que no esté seguro de sus propias respuestas cuando se le ocurre provocar la pregunta que se sabe; y que su propia indecisión haya provocado que termine por filtrar las fotos en las que sale más favorecido. También, que todo ello parezca normal a los ojos de quien reconstruye toda esa realidad a través de un medio de comunicación, pero resulta igualmente siniestro que se recurra a informes internos de entidades bancarias para acelerar el posible derrumbe de un Gobierno elegido por voluntad popular, que es ante la que deberá seguir respondiendo, no ante designios financieros, no ante una lucha de egos.
Aunque lo parezca, no me he desviado del tema del fútbol, ni del fútbol como metáfora. Lo que ocurre es que a veces, el fútbol, además de metáfora, puede ser un mcguffin.
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