Superados los sinsabores de una víspera inestable, amargada con la eliminación dura de Rafael Nadal ante Novak Djokovic pero aliviada con el triunfo de Carlos Alcaraz contra Tallon Grieskpoor que le colocó en semifinales, el dueto de moda de los Juegos, el que conforman el murciano y el balear, se situó en puertas de la lucha por las medallas tras superar, en tres parciales, al equipo neerlandés.
Alcaraz y Nadal, Nadal y Alcaraz, batieron en el super tie break definitivo a Tallon Griekspoor y su compañero Wesley Koolhof en casi dos horas y media. Fue por 6-4, 6-7(2) y 10-2 para ponerse a una sola eliminatoria de la lucha por las medallas, de la recta final por el podio.
Esperan en cuartos los estadounidenses Austin Krajicek y Rajjev Ram, que ganaron a los brasileños Thiago Monteiro y Thiago Seyboth Wild por 6-4 y 7-6(3). España se sostienen en parejas. Nadal y Alcaraz se quedan como la única representación española en el dobles masculino después de que los australianos Matthew Ebden y John Peers despacharan a Marcel Granollers y Pablo Carreño (6-2 y 7-5).
Pero los reyes de la tierra parisina dieron un paso al frente en sus aspiraciones. Más adaptados a la situación, más compenetrados uno con otro, mostraron la capacidad para responder a las expectativas y la ilusión generada en los Juegos. Alcaraz, con solo un partido con Nadal, progresó. Fue clave. Jugó a un nivel, sin las dudas del primer partido cuando iba detrás del ritmo marcado por su compañero.
Nadal dio otro motivo para confiar. Un día después de la enorme decepción del lunes se levantó tras la caída. Como si nada hubiera pasado, asumió otro reto, otra ilusión. En eso está el balear, ávido de una recompensa.
Nunca hasta París han formado equipo Nadal y Alcaraz, que carece de experiencia en esta modalidad. De hecho, el murciano, que habitualmente pasa por alto los cuadros de dobles de los torneos que afronta, solo ha jugado cinco de parejas en toda su carrera. Pero ninguno, por ejemplo, en este 2024.
Aún así, pretende amoldarse a la especialidad el tenista de El Palmar, que absorbe toda la experiencia que muestra su compañero. Es Nadal un referente y una leyenda gracias a los individuales, donde ha ilustrado su carrera; pero siempre ha tenido la virtud de adaptarse a jugar con un compañero. De hecho, su debut olímpico fue en dobles, junto a Carlos Moyá, en Atenas 2004. No disputó esa edición el single. Por cuarta vez afronta esta experiencia en unos Juegos. Siempre con una pareja distinta.
Fue así, con Marc López, cuando se proclamó campeón en Río 2016, su segunda medalla olímpica tras la individual de Pekín 2008. Once títulos alumbran el bagaje del ganador de veintidós Grand Slam como doblista.
Alcaraz volvió a toparse con Griekspoor. Solo habían pasado unas horas desde que el murciano superó al neerlandés en la segunda ronda individual. Ventiló ese duelo en dos mangas a pesar de la inquietud que tuvo en el segundo, donde apareció la mejor versión del neerlandés que dispuso de punto de set. Alcaraz se recuperó y solucionó el contratiempo para aparcar, cambiar el chip y pensar en el dobles.
Para Nadal el duelo junto a su compañero supuso un desahogo. Una forma de dejar de lado el duro revés encajado ante Novak Djokovic. No hay nada mejor que un partido para olvidar el anterior. Supo dar la sensación de que no acusó el varapalo del single el balear que mostró, como siempre, entusiasmo y ambición en la pista Suzanne Lenglen, abarrotada otra vez y abrasada por el fuerte calor.
Aprovechó el equipo español la incertidumbre en el saque de Wesley Koolhof, probablemente el mejor en dobles de los dos neerlandeses. Al menos, el de mayor bagaje y éxito en la modalidad. Cuenta con diecinueve títulos ATP, tres de este año aunque sobresale el Wimbledon del 2023 aue junto a Neal Skupski arrebataron a Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos.
Amenazó con la rotura el conjunto español ya en la primera ocasión que sacó Koolhof. Tuvieron dos ocasiones de break aunque los solventó el neerlandés. En la siguiente, los españoles no perdonaron, arrebataron el servicio a Koolhof, que cuenta con la experiencia olímpica desde Tokio 2020 y desequilibraron la manga.
Tomó ventaja el dueto Nadal y Alcaraz cuando rompió el saque de Koolhof que más síntomas de fragilidad había dado. Una vez logrado el desequilibrio, rubricado con un tiro de Alcaraz, el set se puso del lado hispano. También el partido. Pero tal y como sucedió en el individual, Griekspoor mejoró en el segundo. Igual que su compañero. Cualquiera pudo quebrar. Nadie lo hizo. Y el desenlace de la manga fue al desempate que logró Países Bajos.
El partido fue al alambre, al super tie break. Son momentos que tanto Alcaraz como Nadal conocen de sobra. Con tensión, sin margen de error. Se situaron con un 5-0 claro. Ventaja insalvable que dio el triunfo a Nadal y Alcaraz, cerca de las medallas.
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