“No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero daría mi vida por defender su derecho a decir”. Esa frase atribuible a Voltaire, pero sobre la que existen discrepancias porque se dice que la pudo pronunciar su criado, preside desde hace más de cinco años la Tertulia La Clave, que cada lunes se reúne en el Círculo de Artes y Oficios -salvo en verano- y que actualmente está conformada por nueve personas, cada una con diferente formación.
José Antonio Jiménez Rincón, Francisco Fernández Frías e Iñaki Bermejo, que hoy día ya no está por sus compromisos profesionales, iniciaron esta aventura en enero de 2019 en el antiguo Bar La Bahía, de ahí fueron pasando por varios locales de la ciudad hasta que finalmente hoy día se reunen en el Círculo.
Jiménez Rincón explica los motivos por los que decidieron llamarla La Clave. “Los primeros días de la inauguración de la tertulia nos reunimos, charlábamos y tal, pero veíamos que faltaba algo. Entonces, empezamos a buscar un nombre y nos acordamos de esa tertulia de de Balvín, que era La Clave, que se llevó muchísimo tiempo y nos gustó. Y es que dentro de la tertulia lo que buscamos son claves que pueden ser políticas sociales, etc. Por ahí va el nombre de la tertulia”.
Por su parte, Francisco Fernández Frías cuenta como se se fue fraguando y consolidando la tertulia. “Éramos tres amigos aficionados en principio a la escritura, colaboradores de prensa, y pensamos que el contacto que teníamos era insuficiente para poder comunicarnos lo que nosotros pretendíamos, y ahí surgió la idea. Entonces, entramos los tres y nada más que entrar, uno de ellos, por motivos de trabajo tuvo que abandonar. Nos quedamos los dos y ahí llegó un momento clave, donde yo busqué a un amigo al que sabía que le iba a gustar la idea y José Antonio buscó a otro. Ahí pasamos de tres a cuatro. Luego cada uno de los cuatro ha ido añadiendo a más personas hasta llegar a nueve”.
Y asegura que “está muy consolidada”, llegándose a formar casi como una “minifamilia” entre sus integrantes.
José Antonio Jiménez Rincón, que se encarga un poco de la coordinación y de proponer los temas que se pueden abordar en dichas reuniones semanales, indica que “hemos formado un grupo que estamos casi cincuenta por ciento entre derecha izquierda, por decir, una ideología, puesto que en realidad dentro de la tertulia realmente nos llevamos todos perfectamente”.
De cada tertulia que se hace se redacta siempre un acta como si “fuera una comunidad de propietarios y de vecinos”, en la que se recoge los que han ido, los que no, el tema que se ha tratado y ese acta se va guardando y se va mandando por WhatsApp en el grupo de la tertulia. “De tal manera que tenemos siempre la ventaja de de luego volver a leerla”, dice Jiménez Rincón.
La labor de Fernández Frías también es la de tesorero de la tertulia, puesto que suelen poner una pequeña cuota con la que sufragan los gastos que vayan surgiendo, sobre todo de mantenimiento del local del Cículo de Artes y Oficios, pero además una parte va destinada a realizar una comida al año.
El propio Paco Fernández Frías explicaba, en base a la frase que encabeza el artículo, que “ha habido temas que se han tratado que han dado opción a controversias o a malos entendidos, incluso si puede decirse llegar a discusiones. Pero aquello está tocado por una varita mágica y no sé si es por ese nivel cultural que hay no se produce. Hay tres tres docentesen la tertulia que nos ilustran mucho sobre los problemas de la cultura, del por qué las personas no saben callarse cuando hay que callarse o hablar cuando hay que hablar”.
Abierta a todo el que quiera participar en ella
José Antonio Jiménez Rincón afirma que la tertulia está abierta a más gente. “No nos importa que haya más gente porque donde nos reunimos los nueve caben diez, doce, catorce..., no hay ningún problema”.
Así que todo el que quiera, a partir del 9 de septiembre sólo tiene que acercarse por el Círculo de Artes y Oficios a partir de las seis y media de la tarde para “poder participar de algo tan bonito como es debatir, pero debatir con buen gusto, que es lo importante. Y sobre todo con respeto. Es importante que la gente vaya, que se siente allí con nosotros, se toma un café y escuche, nada más que escuche, no tiene que hacer nada. Y luego si le gusta, pues que siga con nosotros”, apostilla Jiménez Rincón.
Les gustaría que esas nuevas incorporaciones fuera de gente joven, aunque que se dé esa circunstancia parece ahora mismo bastante complicada. “Creo que la gente joven no está ahora mismo por la labor y me explico para que se me entienda. Creo que no están preparados para perder el tiempo en cosas de mayores, puesto que ellos están en un mundo diferente, es decir, un escalón más abajo del otro”, finaliza Jiménez Rincón.
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