Vacaciones

Llegamos a ellas con los impuestos rondándonos por todos lados, sin que hayamos visto reducción real alguna...

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Este es el último artículo antes de las vacaciones de agosto, aunque por diversas circunstancias suelo seguir haciendo cosas en ese mes y luego voy tomando períodos de descanso y viaje a lo largo del año. Pero sin duda muchos están ya soñando con que llegue el viernes, aunque tengo que decir que veo a la ciudad mucho más parada desde hace unos días, como si buena parte de ella estuviera ya descansando.

En todo caso, llegamos a ellas con los impuestos rondándonos por todos lados, sin que hayamos visto reducción real alguna, lo cual contrasta con la noticia que publicaban ayer en Inglaterra según la cual los impuestos han bajado del 50 al 45% y los ingresos han pasado de 39 mil millones a 48 mil. O sea, una reducción del 5% provoca una subida superior al 20%. Habrá otras causas, como la mejora general de la situación económica, pero una vez más se confirma el dato de que con impuestos más altos no se obtiene necesariamente más, sino al contrario. Creo que este Gobierno ha tenido miedo en hacer esa reducción tras ganar las elecciones, incumpliendo sus promesas y que debe ahondar definitivamente en ese camino de la rebaja real y efectiva de los impuestos y permitir a los ciudadanos disponer de su dinero para crear con él más riqueza que las administraciones.

Lo cual no deja de enlazar con que los números demuestran que en Andalucía las clases medias pagan más que en Madrid o Valencia, con una Administración autonómica que es la mayor empresa con mucho y que sigue sin redimensionarse en absoluto. Es absurdo que aquí sigamos con ese nivel de impuestos y no sean capaces realmente de ajustar nada.

Nos vamos con una justicia a las que las recaudaciones que se han obtenido con la ley de tasas no han reportado mejora ni inversión real alguna, sino que sólo han conseguido que muchos menos ciudadanos tengan acceso a ella para además ahora continuar con una ley de servicios profesionales o con otra de asistencia jurídica gratuita que no suponen sino una merma más de esa calidad de la justicia a que la que en absoluto se ayuda desde esas decisiones políticas. Y con ataques a profesiones como la de los procuradores de los tribunales, que sigo insistiendo que no causarán sino una disminución aún mayor de esa calidad que en absoluto se consigue con ese tipo de actuaciones de dictar normas que llenan muchos titulares, pero que en realidad para nada mejoran esa justicia que se merece mucho más apoyo desde los poderes públicos si luego no queremos que los ciudadanos sigan quejándose de ella. Esto es, en mi humilde opinión, invirtamos en lo que de verdad necesita esa inversión y adelgacemos administraciones e impuestos inflados para crecer en lo posible.

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