Una vez más, se cuela en tertulias y conversaciones los resultados dell Informe PISA. Un estudio que no deja de tener su polémica y sus detractores, pero que, un año más, pone de relieve que la calidad de la Educación en Andalucía deja mucho que desear y es de las más bajas de España.
Ya sabemos que el famoso Informe tiene muchas carencias y que no puede tomarse como dogma absoluto, pero a la hora de evaluar a los estudiantes, a todos los territorios se les rige por los mismos parámetros por lo que la comparación de los resultados sí que nos ofrece datos significativos y concluyentes.
Un Informe PISA más y el nivel de la educación andaluza se sitúa en el último escalón de toda España. Vaya por Dios, para ser una de las joyas de la corona del Gobierno autonómico, bien poco valor que parece tener comparada con otras comunidades autónomas.
Más que joya, deberían llamarla bisutería.
Y, claro, si de toda España la comunidad autónoma con peores resultados es la andaluza, nuestro Gobierno andaluz, el de doña Susana, no ha tardado un solo segundo en que la culpa no sea suya.
Oye, que ya es habilidad para estar gobernando desde que llegó la democracia y no haber tenido nunca la culpa de nada malo que haya ocurrido en esta bendita tierra. Siempre es culpa de otros porque del Gobierno de siempre, jamás.
Nada más conocerse los resultados, ya se alertó que el problema era la Lomce, como si en el resto de España la Lomce no se aplicara y el anterior ministro Wert solo hubiera previsto la ley para los niños andaluces.
Cuando desde el susanato se dieron cuenta que esta excusa iba a resultar poco creíble, sacaron a los focos a la consejera de Educación para decir, ojo al dato, que la culpa la tienen los que han hecho el Informe que, con el firme propósito de hundir a Andalucía, hicieron las evaluaciones en los centros escolares donde el entorno social es más deprimido, obteniendo, por tanto, unos resultados deliberadamente peores. Y eso no refleja la realidad de Andalucía.
Arsa. Sin miedo. Para empezar porque ese discurso pone en evidencia que en Andalucía existen entornos sociales capaces de dar unos resultados educativos tan pobres. Cosa que no sería argumento extraño si no fuera porque los mismos llevan gobernando esta autonomía desde que existe.
Y segundo porque evidencia que un Gobierno progresista lleva toda la historia de la autonomía sin poner especial hincapié en la educación de quienes más lo necesitan.
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