Colorín colorado

En política, y más en un partido como el PSOE, difícilmente puede excusarse la falta de un sentido práctico de las cosas, y este es el gran pecado...

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En política, y más en un partido como el PSOE, difícilmente puede excusarse la falta de un sentido práctico de las cosas, y este es el gran pecado en el que ha incurrido Pedro Sánchez, que a la postre le ha costado el cargo. No es posible, desde una situación parlamentaria de 85 ó 90 escaños, pretender formar gobierno, y menos aún, con socios como Podemos, ERC, etc. El “no es no”, al final, le ha salido caro, y ha sido un sonoro “no”, primero del electorado, y luego de su propio partido, la forma en que finalmente ha sido despachado. Muere hoy para vivir mañana, tendría que haber sido la máxima a seguir por Pedro Sánchez desde las primeras elecciones generales celebradas hace ahora casi un año. Él debería haber sido consciente, de que el PSOE tenía aún que purgar muchas culpas entre el electorado de la anterior etapa de gobierno, la de ZP. Simplemente no era el momento. Por parte del PP se le ofreció formar gobierno conjuntamente. Debería, aplicando ese sentido práctico, haber dicho sí en vez de “no es no”. Primero, porque aspirar a un gobierno de máximos con una Comisión Europea fiscalizando y organizando cada uno de los movimientos del Gobierno de España era imposible. Debería haber escarmentado en la experiencia de Zapatero y su famoso 12 de mayo de 2010, en que anunció los mayores recortes vividos en la etapa democrática de España. El “no es no” de Europa… ese sí va a misa. Y debería haber sabido que el margen de maniobra era exiguo. Segundo, porque desde una vicepresidencia de un Gobierno presidido por Rajoy, podría haber negociado con fuerza unas medidas que el PSOE planteaba, presentándose así como un mal menor, ante un electorado en España, no lo olvidemos, que calla y lo asume casi todo. Tercero, porque es evidente que la situación interna, y más concretamente el problema en Cataluña, no admite pactos con aquellos que la jalean. Cuarto, porque si además hubiera entrado Ciudadanos en ese Gobierno, dada la medida de acotar mandatos, solo habría tenido que esperar cuatro años para ver pasar delante suyo el cadáver político de Rajoy. Quinto, porque su posición en el PSOE no era precisamente de “ordeno y mando”. Y así, careciendo de un sentido práctico de las cosas, no habrá gobierno alternativo, habrá gobierno de Rajoy sin medidas negociadas, el PSOE fracturado, y él, dimitido..

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