Londres

La aristocracia viene en retroceso cediendo influencia a la casta política alimentada también de la piel del pueblo.

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai

Londres es ciudad moderna y representativa, conviene aprender en ella. La

sociedad occidental es compleja y a veces difícil, ya no es el pobre y el rico de Dickens sino una trama difícil de resumir. La aristocracia viene en retroceso cediendo influencia a la casta política alimentada también de la piel del pueblo. El colectivo sigue siendo un rebaño y las vedijas dan cobijo a las garrapatas; aquélla nació en funciones de la organización feudal y ésta, en la necesidad de organizar la complejidad de hoy, pero ambas, saliéndose de madre, adquirieron relevancia sobre el hombre medio.

 

Sólo una cosa es bien distinta, la juventud. Somos bien originales, tenemos un joven instruido, en cierto modo mimado de sociedad rica, marginado de la circulación social. No reacciona igual que en tiempos de Charles porque tiene la prepotencia anunciada en el Superhombre de Nietzsche y se tira a  la calle a poner cara. Eso ha pasado.

 

Algunos, el Primer Ministro, les llama delincuentes en una necesidad de simplificar el problema. Pero a través de los saqueos conviene ver una evolución social que puede ocasionar problemas serios si se ignora. Y a todos nos conviene reflexionar al ver las barbas del vecino, siempre se ha dicho. La juventud en la sociedad del capital, la de las transacciones especulativas, no tiene sitio y esto se acabará pagando. Los de Manchester o Glasgow asomarán tarde o temprano su lado inconformista. Así ha sido estos días en Londres. El que ha pateado de niño un colegio burgués ha subido en grupo ya promocionado al seno social y no puede entender al niño marginado de colegio de pobres, estatal, de maestros de escalafón, olvidados.

 

Siempre ha sido una minoría que se impone a los demás. Por armas, sangre azul o dogmas religiosos está abierta desde antiguo una brecha social difícil de superar. Parece unida a la condición humana y ha costado sangre no pocas veces. En los tiempos modernos se ha vuelto más sutil y se anuda el privilegio de clase a la educación infantil: colegios de pobres y de ricos contra toda ética elemental de derechos humanos. Nacer pobre o promocionado hiere la sensibilidad más elemental. Más que preparación los ciertos colegios suben grupos de amigotes de ayuda mutua. La Primaria es sagrada, es el recinto de los derechos humanos, es donde se roba la oportunidad a los humildes. El hombre nace niño, no pobre; mientras esto no se imponga prevalecerá la desigualdad. La institución como doctrina y el burgués con sus derechos rompen la unidad social antes de tiempo. Pero no es fácil aceptarlo, quizás desde el interés no se perciba.

 

Si es la condición humana o malicia redonda Dios solo lo sabe, y, si algún día se aclarase todavía será tiempo de justicia. En Inglaterra todavía hay trabajo y se llevan mejor estos desajustes, ellos quisieron apartarse del euro y llevan su plan en solitario. Ahora con la celebración deportiva una nube  ha caído sobre Londres y se vive fuera de realidad unos días. Desde aquí con nuestras cortedades se ve como un bastión de poder en que piensan nuestras juventudes. Las versiones variadas que se dan de explicación para entender lo que nos está cayendo siempre tienen un referente que está en esa ciudad del Támesis, cargada de historia, donde acaba de celebrar la Reina un paseo en la barcaza real acompañada de su pueblo por su Jubileo de Diamante. ¿Tendremos que aprender de lo que representa esta ciudad dividida de este a oeste por el viejo río? Cada cual que lo piense, pero es una envidia ver esta sociedad unida con la que nos está cayendo.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN