Los políticos se caracterizan por no reconocer ni asumir errores -con lo fácil que sería, dado que todos los cometemos por ser humanos-, y Espadas no ha resultado una excepción. El alcalde niega rotundamente que las colas de turistas en el aeropuerto tras los quince nuevos vuelos por la temporada invernal y encontrarse a su llegada sin taxis ni autobuses se haya debido a una falta de previsión municipal.
Arguye que primero es necesario conocer la demanda real para luego incrementar la oferta de transporte público. Esa demanda puede al menos estimarse porque ninguna compañía aérea se lanza alegremente a inaugurar una nueva ruta, con los consiguientes gastos, sin estudios previos de mercado. Espadas reconoce que esas nuevas rutas fueron objeto de reuniones celebradas en los últimos meses y que con la masiva llegada de turistas “se han confirmado las expectativas más altas de crecimiento”.
Por tanto, había expectativas de afluencia de viajeros sin que en paralelo, en la proporción que fuese, se previera la respuesta. Item más: hoy no se compran los billetes de avión minutos antes y en una taquilla del aeropuerto, sino con días, semanas y hasta meses de antelación y por Internet, por lo que coordinándose con las compañías aéreas el Ayuntamiento habría podido conocer esa demanda real al minuto. En la era del “big data”, el Consistorio sigue pensando en clave analógica.
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