179. Ese es el número de multas que el Ayuntamiento de Málaga ha puesto por el mal uso de patinetes en dos meses: 179. Eso significa menos de tres multas diarias. Algo asombroso, considerando que cualquier ciudadano, en cualquier punto de la ciudad, mira alrededor y fácilmente verá un puñado de patinetes mal aparcados. La cifra es, por decirlo sin más retórica, ridícula. Desde luego el dato no demuestra una tarea eficaz, ni siquiera medianamente eficaz, ni siquiera remotamente eficaz… No. En el Diccionario moral de la ciudad, puede encajar en el pecado de la desidia: ese ‘dejarse ir’ indolentemente sin actuar.
Los patinetes se han convertido en parte del paisaje de la ciudad. Y no tanto por ver a gente desplazándose sobre ellos, como por ver patinetes abandonados en cualquier lugar, atravesados en las aceras. Y es que Málaga es la segunda ciudad española, tras Madrid, en número de patinetes. Y no, no es una consecuencia inevitable del progreso: Barcelona o Valencia los han controlado; y Zaragoza ha restringido el mercado a dos empresas. Aquí, en cambio, hay barra libre. Voi, Lime, Wind, Tier, Ufo, Eskay, Bird, Movo…… y suma y sigue. Hasta el gesto electoralista del Ayuntamiento en abril, no había restricción alguna para las operadoras. Y después… poco más. Establecer aparcamientos para 500 patinetes en una ciudad con más de 2000 es, en definitiva, un modo cínico de tolerar el descontrol con la coartada de unas pocas multas. Todo un clásico.
El patinete es un buen negocio, y hay que celebrar los buenos negocios… siempre, claro, que no lo sean a costa de perjudicar a la ciudadanía. Para eso está la administración, con su función reguladora. Pero no. El Ayuntamiento, más allá de aquel gesto electoralista en víspera de Semana Santa, aparentemente una vez más al servicio del lobby de las cofradías que no quería patinetes en torno al recorrido oficial, se ha desentendido casi completamente del asunto. En el centro quizá haya tenido algún miramiento, pues allí se han puesto 9 de cada 10 multas, pero en los barrios, como en tantas cosas, hay absoluta dejación. Todo un retrato de la política triunfal de la ciudad. Disfrutemos lo votado.
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