Sindéresis

Dos hostias

Y qué decir de las amistades y los alardes. ¿Una lista de cosas de las que alardear con los amigos?

Publicado: 23/12/2019 ·
00:58
· Actualizado: 23/12/2019 · 00:58
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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A veces parece que el Estado está ahí para suplir las dos hostias que no te dieron cuando eras chico, y que esa acción hay que ponerla en negro sobre blanco en formato de leyes penales. Me gustaría preguntar a la gente que ve una barbaridad la sentencia a los exjugadores de fútbol por la violación de esa chiquilla: ¿os imagináis yendo a casa de vuestros padres y contando que entre tres amigos bien adultos y conscientes habéis mantenido relaciones sexuales con una niña de 15 años? ¿Os imagináis llamándola golfa y cerda para amenizar la anécdota?

¿Os imagináis las dos hostias que os caen? En una familia medio normal, digo. Es que ahora parece que sois estandartes de las buenas costumbres, pero de las buenas costumbres de las crías, como si de los hombres se esperase lo peor y además con orgullo. Y qué decir de las amistades y los alardes. ¿Una lista de cosas de las que alardear con los amigos? Pues mira, se me ocurre, no sé, «ayer me quedé toda la noche cuidando a mi abuela y esta mañana la he llevado yo al médico», «al final he aprobado el puto examen de matemáticas» o, igual, llámame loco, pero igual, una de esas cosas de las que alardear con los amigos podría ser «ayer una niña de 15 años se quería colar en la habitación del hotel, que venía a por todas, y la metimos en un taxi, le dijimos que se fuera a su casa y que cada cosa a su tiempo, que se relacionara con gente de su tamaño, que hable de sexo con sus padres, que no se meta en una habitación con gente que no conoce, que tranquila, que todo llegará. Que tranquila, que yo te firmo una camiseta, pero no te tatúo la vida».

Esto para la gente, en general, que le está dedicando su mezquino tiempo a la cría, una cría que si se equivoca en la vida no debería encontrarse adultos que se la pasen de uno a otro, adultos que igual en casa de sus padres se merecerían dos hostias, por aquello de «no le hagas a una mujer lo que no te gustaría que le hicieran a tu hermana». ¿Eso se entiende o también hay que pasarlo a leyes penales? Pues parece que sí. Pero, como decía, a los que injurian a la chiquilla y a los que están difundiendo el archivo de marras, cómo os lo diría: tendréis lo que os merecéis, que eso también está tipificado. Y a los amigos de los violadores también les quiero dedicar unas palabras:

Sois unos mierdas.

Cuando un amigo empieza a tontear con las drogas, y para no amargar a sus padres mientras pueda evitarse, tú haces de padre y de madre, si eres amigo, y te lo llevas de ahí. Cuando un amigo tontea con suciedades homófobas y racistas, tú le marcas unos límites si quiere ser tu amigo, que lo mismo aprende. Cuando un amigo te cuenta que se va a encamar con una cría de 15 años, tú tienes que ser el padre y la madre de esa cría. Esto no es cuestión de «contigo hasta el infierno». Esto es cuestión de que o eres un mierda, o no lo eres, y si ese rollo no lo cortas en seco, si no intervienes con rotundidad y dureza, eres un mierda que tampoco creo que se viese capaz de entrar en la casa de sus padres a contar la historia y esperar una palmadita en la espalda.

En una familia medio normal, digo.

             

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