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Una corriente de energía pura recorre a miles de andaluces esta velada de Nochevieja. No es el deseo, aunque se le asemeja tanto que alguien habló de la erótica

Publicado: 30/12/2018 ·
22:17
· Actualizado: 30/12/2018 · 22:17
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Autor

Jorge Molina

Jorge Molina es periodista, escritor y guionista. Dirige el programa de radio sobre fútbol y cultura Pase de Página

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Una mirada a la fuerza sarcástica sobre lo que cualquier día ofrece Sevilla en las calles, es decir, en su alma

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Una corriente de energía pura recorre a miles de andaluces esta velada de Nochevieja. No es el deseo, aunque se le asemeja tanto que alguien habló de la erótica del poder en los tiernos tiempos de la transición, cuando se creía erotismo cualquier caída de pestañas. El poder hoy se asemeja más al hard sex que al erotismo, pues no sólo tiene bastante de vía de escape profesional que sacará de la inanidad a alguno, sino sobre todo por su probada capacidad para ejecutar revanchas pendientes. Se respira en Sevillaland, donde hasta articulistas de opinión de los diarios esperan turno en la cola de la carnicería, a ver si les cae algún solomillo.

En todo caso nada nuevo bajo el sol, como saben en toda Comunidad Autónoma española. Aquí resulta bastante novedoso, así que los cronistas, los veteranos relegados al twitter o los jovencitos con firma en medio de comunicación, aguardan con máxima expectación la Primera Gran Revancha. Hay noticias históricas sobre las vividas cuando la expulsión de los judíos, la posguerra, o incluso la de los guerristas sobre los renovadores (o viceversa, a ver quién se acuerda).

Por eso, este episodio millenial del viejo arte del degüello es completamente novedoso, y sin duda plumillas más brillantes inventarán palabras que definan los hechos que veremos y quizás estudien (junto a los sacerdotes) nuestros descendientes. Más aún cuando el concepto reconquista sobrevuela las salas de armas de no poco cruzados de la moral ajena y la bolsa propia. Que un partido plagado de cazadores, novilleros y abogados prestos a hablar a calzón quitado sea el árbitro de la situación, hace calentar en la banda a las adormecidas huestes de la juventud digna de llamarse así, es decir, anarca y protestona. Bueno, esto último es una licencia soñada de quien escribe, pues hace décadas que lo más revolucionario que ha salido de la Universidad andaluza son los intentos, vanos, para evitar la corruptela del acceso como profesor.

Así que espera una Nochevieja de sangre caliente y wasaps de felicitación pensadísimos. Un error a la hora de a quien enviárselo o, por supuesto, de qué escribir en él, acabará con el sueño -es decir con el sexo de toda una legislatura- del incauto. Lo primero: borrar lo publicado en Facebook y Twitter durante los años precedentes, cuando se creía a todo funcionario un sociata emboscado, y al sistema de que gobierne el más votado como la panacea democrática pendiente.

2019 es el año del cerdo, lo cual da mucho juego a los bandos contendientes. Adelante, pues, felicidades a todos.

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