Con indignación y preocupación ha acogido el sector del vino en Sanlúcar la intención de la Federación de Bodegas del Marco de Jerez (Fedejerez), de presentar propuesta para tratar de limitar la zona de crianza del vino fino a través de una modificación del pliego de condiciones que se ha incluido en el orden del día del próximo Pleno del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jerez, Xèrez, Sherry que se celebrará el próximo martes 28 de mayo.
Vinateros de Sanlúcar de Barrameda, la Cooperativa Virgen de la Caridad de Sanlúcar y la de Virgen de Palomares en Trebujena, junto a la organización agraria COAG han denunciado esta situación tras mantener una reunión en la que también estuvo presente un vocal de los viñistas independientes del Pleno del Consejo Regulador y en la que se abordó la cuestión. La opinión de este sector es unánime. “La propuesta presentada por Fedejerez para prohibir la crianza del fino en Sanlúcar, limitándolo a las bodegas enclavadas en las localidades de Jerez y El Puerto, atenta contra los derechos históricos del pueblo de Sanlúcar, al tiempo que pone en peligro una de sus fuentes de creación de empleo y riqueza”, han manifestado.
Además, este sector critica especialmente el momento y las formas en el que Fedejerez pretende introducir este debate en el seno del Consejo Regulador. “No es momento de dividir y de asfixiar más a las empresas estando en la situación en la que estamos”, señala Francisco Yuste, representante de los vinateros y bodeguero sanluqueño.
Al parecer, la patronal justifica la medida señalando que es la mejor defensa que puede hacerse de la Manzanilla, como vino único que se cría en Sanlúcar. Pero vinateros, representantes de las cooperativas y COAG creen que el debate que plantea la patronal, señalando que sólo se puede defender la singularidad de la Denominación de Origen de la Manzanilla y su exclusiva crianza en Sanlúcar si al mismo tiempo se limita la del fino a Jerez y El Puerto, no existe en Europa y que, con esta propuesta,” lo que intenta Fedejerez es simplemente manipular al Consejo Regulador”.
En este sentido, lamentan que el Consejo Regulador no haya opuesto resistencia a esta medida cuando su función, recuerdan, debe ser la de velar por los intereses generales y el patrimonio público de las Denominaciones de Origen, ya que no se puede tratar como un asunto privado algo que no lo es”, señalan en un comunicado remitido a los medios de comunicación.
“Hay cuestiones por encima de los intereses sectoriales y esta es uno de ellos”, han explicado, argumentando que una organización concreta “no puede hacer desaparecer un derecho histórico, algo patrimonial que pertenece al pueblo de Sanlúcar al que no le van a poder arrebatar lo que es suyo”, ha manifestado al respecto el empresario sanluqueño Francisco Yuste.
A LOS TRIBUNALES
“Estamos convencidos de que esta idea no puede prosperar, pero, de hacerlo, estamos dispuestos a acudir a los tribunales y a reclamar el apoyo de las Administraciones local y autonómica, con el que ya contamos, para impedir que una cuestión de intereses empresariales llegue a perjudicar los intereses de un pueblo que le corresponden por derecho”, advierte Yuste.
De ahí que, además del rechazo público, hagan un llamamiento a la Junta de Andalucía, que es la que tutela la Denominación de Origen para que no acepte esta propuesta de modificación cuando llegue a sus manos “ya que puede suponer un importante perjuicio económico para el Marco de Jerez y algunas de sus localidades”. De igual forma piden a los Ayuntamientos de las localidades afectadas que “tomen cartas en el asunto ante esta medida que va a suponer una traba para el desarrollo económico de las poblaciones”.
No es la primera vez que Fedejerez intenta plasmar en el Reglamento de la Denominación de Origen esta limitación de la producción del fino a Jerez y El Puerto. El malestar que en 2007 provocaron estas intenciones llevó incluso a la escisión de la patronal bodeguera sanluqueña, con la creación de Arjeman, para defender los intereses de las bodegas de Sanlúcar. En aquel momento las bodegas tuvieron que identificarse ante el Consejo, distinguiendo entre las que eran productoras o no de fino en la ciudad de la Manzanilla y especificando las botas destinadas a la producción de este caldo.
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