Haya algunos a los que la nueva solería de todo el entorno del Ayuntamiento les gusta mucho más que a otros, sobre todo cuando se trata de personas que más que transitar por las calles de adoquines que no se tocaban desde el tiempo de los romanos, se peleaban con ellas y tenían que volverse sin poder hacer las gestiones en el Ayuntamiento.
Entre los adoquines desnivelados por el uso de los años, las aceras a veces infranqueables hasta para personas con movilidad poco reducida y el tráfico de un centro de la ciudad que todavía no ha cedido a los nuevos tiempos y mantiene el imperio del coche, personas como Miguel Redondo Rosado, Miguelón, están ahora batiendo palmas con las orejas al comprobar que cada vez hay menos barreras arquitectónicas. Menos, que no es ninguna.
Miguelón ha publicado en su perfil de Facebook dos fotos con dos leyendas diametralmente opuestas. Sobre la calle de adoquines recuerda que los romanos ya desaparecieron -menos los Armaos de la Macarena y algunos que quedan en Cádiz- y en la otra se felicita por una obras que avanzan y que van a suponer poder disfrutar del centro de la ciudad a las personas que usan sillas de ruedas.
Otra cosa es Renfe. Ahí Miguelón sigue la lucha para que lo atiendan en Cercanías y no tener que esperar a la persona que pasa por allí después de esperar en la puerta del ascensor.
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