Conocida artísticamente por el apodo de La canillas, Abad cuenta que “las cosas empezaron a no ser tan fáciles como siempre habían sido” dentro del grupo y que, tras dar a luz a su primer hijo hace tres años, notó que “empezaba otro ciclo”. Anunció que dejaba la banda, una decisión que encontró eco entre otros miembros.
“Yo no empujé especialmente para que se acabara. Les dije que si deseaban seguir con el grupo, que siguieran.
Si no lo han hecho es porque no han querido”, dice la artista valenciana, que asegura que el final no llega precedido de “mal rollo” y que no quiere ver convertido el asunto de la desbandada en tema de “prensa rosa”.
“Cada uno tiene su visión y ninguna es más verdad que otra”, afirma sobre las diferentes sensibilidades dentro del grupo, cada vez más difíciles de conciliar, pero que ahora darán lugar a muchos “ojos de brujo” en forma de proyectos individuales.
Abad descarta que el anuncio de su marcha sea algún tipo de truco comercial y asegura que la suya es una “despedida verdadera”, aunque personalmente no se cierra a una reunión futura cuando las aguas vuelvan a su cauce, pero “no antes de cuatro o cinco años”, precisa.
Para su punto y final idearon el disco Corriente vital (2010), una “fiesta” con invitados ilustres como Manolo García, Amaral, Nawja Nimri y Jorge Drexler entre otros, y una gira de despedida que esta noche les llevará al pantano de Lanuza del Pirineos Sur, el festival que más le gusta del mundo, “por su público y por el lugar”.
Promete “un concierto especial” y, a falta de Manolo García y Eva Amaral, volcados en la grabación de sus propios discos, disfrutarán de la compañía de Roldán de Orishas y Peret.
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