Blázquez dirigió la ceremonia en una abarrotada iglesia de San José, en el centro de Bilbao, con la presencia de los Príncipes de Asturias, la viuda y los dos hijos de Puelles, a los que el prelado manifestó su condolencia y “la solidaridad de todos”.
“No estáis solos”, subrayó Blázquez. La emoción contenida presidió el funeral, en el que los abrazos de condolencia unieron a la familia, los Príncipes de Asturias y los cientos de presentes en la iglesia de San José, repleta.
La celebración comenzó puntual a la una, cuando entró en la iglesia una agente de la Policía Nacional que portaba en una bandeja de plata la gorra del agente asesinado y la bandera española que cubrió el féretro mientras estuvo expuesto en la capilla ardiente.
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