La visita de Rubalcaba culmina una serie de gestiones discretas en las que han estado implicados desde el máximo responsable de la Policía, Francisco Javier Velázquez -que esta semana ha viajado a Rabat para preparar la visita del ministro-, hasta el Rey -que llamó al monarca marroquí- pasando por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Éste negó el jueves que lo sucedido en Melilla hubiera supuesto “un conflicto, ni un eventual conflicto, ni una crisis bilateral”, mientras que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se felicitaba al día siguiente de que la situación se hubiera “reconducido” gracias a las gestiones diplomáticas.
El Ejecutivo ha apostado por esta fórmula pese a las críticas del PP, que ha acusado al Gobierno de falta de firmeza con Marruecos, de abandonar a su suerte a Melilla y de no defender a los policías allí destinados.
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