Japón planea triplicar el número de unidades de su sistema de protección contra misiles balísticos ubicadas en las islas remotas al sudoeste del archipiélago y próximas a Taiwán ante las crecientes tensiones en la zona, según un borrador de su nuevo plan de Defensa recogido por la agencia de noticias Kyodo.
Se espera que esta medida forme parte de las novedades y actualizaciones en cuanto a equipamiento militar que se incluirán en las directrices nacionales del programa de Defensa para la próxima década, un documento que el Ejecutivo tiene previsto aprobar antes de finales de año.
Las nuevas baterías antimisiles balísticos se instalarán en el archipiélago Nansei, el más meridional del territorio japonés y cuya isla más occidental, Yonaguni, se halla a poco más de 100 kilómetros de la costa de Taiwán.
El objetivo sería reforzar las posiciones defensivas contra potenciales amenazas en una zona considerada estratégica y de importancia creciente en lo que Japón define como "un entorno cada vez más hostil", entre otros motivos por las crecientes actividades militares de China en la zona y la reciente crisis de Taiwán.
En total, el plan incluye la instalación de 14 nuevas unidades antimisiles tierra-aire entre 2022 y 2031, según el borrador al que tuvo acceso la citada agencia local.
Además, Japón aspira a modificar sus misiles tierra-aire para que puedan permitir también interceptar proyectiles hipersónicos, un tipo de arma que se cree que tanto China como Rusia tienen en fase de desarrollo.
La nueva Estrategia Nacional de Defensa incluirá nuevas capacidades militares en línea con el objetivo de rearmar al país promovido por el Gobierno de Fumio Kishida, y entre otras novedades se espera que incluya por primera vez sistemas de armamento que permitan ejecutar contraataques o incluso ataques preventivos.
Con estas nuevas capacidades Japón podría disparar misiles de largo alcance contra bases o centros de control del enemigo en caso de que estos se dispongan a ejecutar una ofensiva, lo que de confirmarse supondría un marcado giro en la política nacional de Defensa.
Este concepto de "contraataque" y su posible interpretación amplia está generando debate en Japón debido a que podría entrar en conflicto con la Constitución pacifista nipona, que renuncia a la guerra como forma de resolver conflictos internacionales.
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