La Unión Europea (UE) y Estados Unidos impulsaron este martes en la COP26 una alianza para reducir esta década un 30 % las emisiones de metano, un pacto global contra ese potente gas de efecto invernadero menos conocido que el dióxido de carbono al que se han sumado un centenar de países, pero no China, la India y Rusia.
Cumplir ese objetivo permitiría limitar el aumento de las temperaturas en 0,2 ºC para 2050 y evitar 200.000 muertes prematuras, cientos de miles de ingresos hospitalarios de emergencia por asma y la pérdida de 20 millones de toneladas de cosechas al año, según los padrinos de la propuesta.
"En torno al 30 % del calentamiento global desde la Revolución Industrial se debe a las emisiones de metano", pero "es uno de los gases que podemos cortar más rápido. Y haciéndolo se ralentizará inmediatamente el cambio climático", dijo en la presentación de la iniciativa la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen.
El metano (CH4) proviene principalmente de los vertederos, del sector ganadero y del energético, y es esta última área de actividad la que presenta "sin duda más potencial de reducción", indicó Von der Leyen en ese acto del programa de la cumbre climática COP26 que se celebra estos días en la ciudad británica de Glasgow.
"Alrededor de la mitad del calor que experimentamos" proviene de las emisiones de metano, resaltó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para describir uno de los varios gases que provocan el efecto invernadero, como el óxido nitroso, el ozono troposférico, el vapor de agua o los gases fluorados, entre otros.
El presidente estadounidense recordó que cuando se anunció la iniciativa el pasado septiembre solo la UE y nueve países se habían sumado a ella, que ahora supera el centenar con socios como Colombia, Togo, Vietnam, Brasil, Canadá, Ecuador, Micronesia, Chile, Indonesia o Marruecos.
Pese a la ausencia de los tres grandes emisores que más arrastran los pies en la lucha climática, Rusia, la India y China, los países firmantes representan alrededor del 70 % de las emisiones de ese gas.
"Lo que hagamos entre ahora y 2030 va a tener un impacto significativo en que podamos o no cumplir nuestros compromisos a largo plazo", señaló Biden, quien confió en que se pueda ir "más allá" de esa reducción esperada del 30 % de las emisiones de CH4, que Estados Unidos tratará de disminuir en su sector agrícola y en sus gasoductos.
El metano es hasta "80 veces más destructivo que el CO2 y es totalmente responsable de 0,5 grados del calentamiento de 1,1 ºC que tenemos hoy", explicó el enviado especial de Estados Unidos contra el cambio climático, John Kerry.
El pacto busca no sólo reducir la cantidad de metano que se libera a la atmósfera, sino también desarrollar "mejores metodologías de inventario disponibles para cuantificar las emisiones de metano", lo que explica que los datos sobre el impacto y el origen de ese gas bailan ligeramente según la fuente que se consulte.
La organización ecologista Greenpeace consideró que esta iniciativa "debe ser el comienzo y no el final de la ambición de reducir este potente gas de efecto invernadero, que tiene veintiocho veces el potencial de calentamiento del CO2", y lamentó que los firmantes no hicieran referencia a "la reducción de la carne o las promesas de cambiar la dieta de las personas en este compromiso".
"Todos los caminos terminan apuntando a la necesidad de eliminar los combustibles fósiles de nuestro sistema energético y de eliminar la carne industrial y los lácteos de nuestras dietas tan pronto como sea posible. Este anuncio elude lo que se necesita", declaró en un comunicado el jefe de la delegación de Greenpeace en la COP26, Juan Pablo Osornio.
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