Me resulta curiosa la facilidad con la que se ayuda y apoya a las causas injustas en las redes sociales. Es lanzar una noticia de ‘pellizco’ y las grandes plumas de nuestra solidaria ciudad se arman de tinta para encauzar una ferviente lucha por la causa, rellenando con mensajes los diferentes post que alertan de cualquier iniquidad, reprochando con insultos y desgarradoras frases dichos hechos ante los cientos de visitantes desconcertados, que se autoalimentan con cada nuevo comentario. En Huelva somos muy de ‘esos’, de llenar nuestros egos con improvisados mensajes llenos de intenciones y soltar todas la miserias que se nos ocurren buscando culpables para descargar una supuesta ira que observamos a través de nuestra pantalla, pero que “apoyamos con todo el alma”.
Yo jamás entenderé ese tipo de apoyos, pero bienvenidos sean, aunque no tenga sentido alguno. Imagino que la señora de 92 años a la que Adif le ha cortado la luz, una frase bien escrita y con un mensaje que impacte le vendrá muy bien, aunque no pueda leerlo. Este es el último caso que en estos días ha revolucionado nuestro patio de vecinos de Facebook, un post crítico que parte a cientos de kilómetros de Huelva, concretamente desde Suiza, donde reside actualmente Ramón López, autor de este mensaje de ayuda, en el que da visibilidad a la situación que está viviendo una familia que llevan tres días sin luz, con la gravedad de ser una señora de avanzada edad y con un hijo dependiente. Las ayudas a través de mensajes no han faltado desde el primer minuto, pero pocos son los que han salido de su zona de confort y se han lanzado al apoyo real, buscando alternativas que solventen las dificultades que están viviendo y que, hasta la fecha, siguen sin una solución eficaz. Eso sí, las críticas a la empresa Adif son para enmarcar, como si no estuviesen ya acostumbrados.
Son ante situaciones de estas características en las que uno se acuerda de gente como Ramón López, con su impertinente locura, con su megáfono en mano, con sus insistentes vídeos desde el lugar donde ocurren los hechos: cansino, irreverente y políticamente incorrecto, pero eficaz y funcional. En Huelva decidimos, elegimos, tomamos la decisión de agarrarnos a las formas, sin tener en cuenta los hechos y sin pararnos a pensar y valorar más allá de lo que vemos y oímos. Lo triste es que no existen onubenses con la valentía de aquel impertinente tocapelotas del megáfono que ya hubiese solucionado dicha situación, como hizo con muchas otras, y ya van tres días sin luz en esa casa y nosotros escribiendo mensajes en la red.
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