En esta España nuestra no aprendemos de los errores, y por ello, las consecuencias las siguen pagando inocentes que acaban perdiendo sus vidas en tragedias que de una u otra manera se deberían de haber evitado. Unas trece personas han perdido la vida en un incendio en dos conocidas discotecas de Murcia en la pasada madrugada del domingo. No es la primera vez que situaciones tan desagradables como estas han asolado a toda una ciudad y a cientos de familias, que acaban destrozadas por negligencias y/o talones en blanco que pasan desapercibidos hasta que el horror llega a sus puertas.
Particularmente, no concibo que dos locales destinados a dicho ocio actúen sin licencias y sin las medidas pertinentes que aseguren la vida de quienes participan en dichas actividades. Depurar responsabilidades, frase ya manida tras incidentes de estas características, no devolverá la vida o salud a quienes han sufrido la tragedia.
Los organismos gubernamentales pertinentes están para asegurar el bienestar de los ciudadanos, máxime en situaciones que deberían llevar un control muy exhaustivo para evitar tragedias como estas, que vuelven a repetirse cada cierto tiempo. Particularmente, pienso que el gobierno actual de Murcia debería asumir toda la responsabilidad de dicha tragedia, dado que son los máximos responsables de la ciudad en este preciso instante, y con ellos, todos aquellos que de una u otra manera han permitido o mirado hacia otro lado para que estos hechos sucediesen.
La dimisión política no es algo que se dé mucho en este país y es hora de marcar unas pautas de conductas aceptables con y para nuestros mandatarios, que deben generar confianza en su gestión y no, desgracias como las vividas.
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