La llegada de un nuevo año siempre se convierte en un periodo de reflexión sobre lo ocurrido en los últimos meses, y las necesidades y propósitos para los siguientes.
Los autónomos de Andalucía podemos afirmar con orgullo que la crisis no nos ha acobardado y hemos aportado a nuestro tejido productivo, en el año 2013, 10.457 nuevos emprendedores y con ello, nuevos empleos. De hecho, en los últimos dos años los autónomos han incrementado en 59.998 el número de contratos que han realizado por cuenta ajena.Tanto es así que más de la mitad de los nuevos empleos creados, según la última EPA de 2013, tienen como protagonistas a los autónomos empleadores, que se han incrementado en 7.300.
Nadie puede negar que así sea, pues pese a las dificultades, la falta de crédito, la morosidad, la economía sumergida y un largo etcétera de obstáculos y trabas, los autónomos estamos creciendo y somos los primeros en crear empleo tras cinco años de crisis.
El 2013 nos ha traído a los autónomos novedades como el Plan de pago a Proveedores, el emprendedor de responsabilidad limitada, la tarifa plana, cambio en el criterio de devengo del IVA o el Programa de apoyo y fomento del trabajo autónomo impulsado por la Junta de Andalucía, pero ninguna de estas medidas será realmente efectiva si no se soluciona el problema principal de los autónomos, la falta de crédito. Es la gran asignatura pendiente y una de las prioridades que debemos tener tanto agentes sociales como el Gobierno. Puede que los datos macroeconómicos sean positivos pero la mejora no será palpable para la economía real si no hay liquidez para iniciar negocios para mantener la actividad y, sobretodo, para impulsar el consumo.
Con la llegada de un nuevo año, también los autónomos vemos la oportunidad de buscar soluciones a otras muchas asignaturas pendientes: Seguimos soportando una elevada presión fiscal proveniente de la subida al 21% del IRPF o del IVA; las cuotas a la Seguridad Social no están adaptadas a nuestros ingresos netos reales. Asimismo, el consumo es todavía muy débil a pesar de que en el último trimestre haya repuntado un poco. Por otro lado, la elevada morosidad continúa obligando a cerrar a muchos autónomos y sería necesario articular un régimen sancionador por el cual se pudieran aplicar recargos a las administraciones y al sector privado que no pagan en plazo, al igual que se nos exige a los ciudadanos cuando nos retrasamos en el abono de nuestras cotizaciones o impuestos.
La reforma fiscal será el principal hándicap en el 2014. Como hemos dicho, soportamos una excesiva carga impositiva y es necesario reducirla. ATA volverá a plantear propuestas de cara a la reforma fiscal que el Gobierno quiere acometer, dirigidas a cortar de raíz la enredadera de la economía sumergida que tanto daño hace a los autónomos que pagan religiosamente sus cuotas e impuestos. Es necesario primar al consumidor que exige una factura con IVA y ofrecerle alguna rebaja fiscal. Hay sectores en donde el problema no es sólo del autónomo que pretende evitar el IVA sino del consumidor que tampoco quiere pagarlo. Si se incentiva fiscalmente las reformas de vivienda, ciertos servicios sanitarios y de otros profesionales, el consumidor exigirá la presentación de la facturas y se podrá reducir mucho la competencia desleal.
Por otro lado, el 2014 debe ser el año en que se acometa la reforma integral del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos para hacer más atractivas sus prestaciones. El autónomo es el único trabajador que elige su cotización y si bien hay muchos con ingresos netos muy bajos que no pueden ni pagar la cuota mínima, hay otros muchos que están cotizando por debajo de sus rendimientos netos reales. Pagar cuotas en función de los ingresos netos mediante un sistema justo y equitativo es un bien para el autónomo porque le protege de muchas contingencias más allá de la jubilación. Pero las prestaciones, a su vez, han de mejorar para que merezca la pena contribuir más.
ATA siempre ha postulado una reforma del RETA, dirigida a que paulatinamente los autónomos comiencen a cotizar por sus ingresos netos reales sin tener en cuenta la fórmula jurídica que eligen para sus negocios o el empleo que generan.
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