La Gatera

Tómbola Nobel

Cada primer jueves del mes de octubre, estoy como la mañana de la lotería de Navidad, esperando saber a quién le han otorgado los suecos el Nobel de Literatura...

Cada primer jueves del mes de octubre, estoy como la mañana de la lotería de Navidad, esperando saber a quién le han otorgado los suecos el Nobel de Literatura. Que en Suecia todo no es Ikea. Y no es que servidora tenga la mínima esperanza de recibirlo, por Dios bendito, que no tiene una el ego con sobrepeso. Es que llevo años esperando escuchar el nombre de algunos escritores que a mi entender, tienen todo el mérito para ello.

Según dejó escrito Alfred Nobel el premio se debería otorgar a “quien hubiera producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección ideal”. Esto es un poco ambiguo, sobre todo eso de la “dirección ideal”, y provoca muchas interpretaciones, es verdad. Pero imagino que el pobre hombre tenía muy claro que el premio debía otorgarse por méritos reconocibles y superiores a otros. Pero una cosa se debe dar por supuesta, hablamos de méritos literarios. De hecho, la trayectoria del premio así ha sido siempre. Es verdad que hay nombres que se nos han ido de este mundo sin el galardón, Joice, Nabokov, Kafka, Borges, Cortázar, Delibes… y muchos más. Pero también es verdad que un premio al año no puede cubrir la nómina de genios que la literatura produce. Hasta aquí todo de acuerdo.

Al enterarme que se lo habían otorgado a la escritora y periodista bielorrusa Svetlana Alexievich, corrí a enterarme quién era esta señora. Confieso que era la primera vez que escuchaba su nombre. Esto no juega en su contra, al contrario, juega en mi contra. Y leí que el premio se le otorgaba porque, y cito textualmente, “su obra polifónica es un monumento al valor y al sufrimiento de nuestro tiempo”.

Pues verán, no dudo que así sea. De hecho voces muy reconocidas así lo avalan. Pero mi pregunta es ¿hablamos de valor literario o valor moral? Creo que no hay que confundir las cosas, y que Alexievich merece un Nobel, por supuesto que sí, pero el de la Paz, por su trayectoria comprometida, y me da lo mismo que sea mujer, hombre, bielorrusa o de Benacazón. De momento, creo que lo merece mucho más que un Obama con nueve meses de gobierno. Pero si vamos a empezar a dar los premios literarios con matices políticos, no quiero pensar qué va a pasar hoy con el Planeta…

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