La escritura perpetua

El proscrito

En el libro ‘A Esmorga’ todo lo que se lee se palpa, se huele, se vive. Es un libro naturalista, pero en el que manda el poder de la palabra

En el libro ‘A Esmorga’ todo lo que se lee se palpa, se huele, se vive. Es un libro naturalista, pero en el que manda el poder de la palabra, las descripciones desde un ángulo insólito, la fuerza del idioma: Por tanto se trata de una obra de vanguardia. Es -valga la expresión- un thriller rural, que se lee con intensidad, con emoción, y con dolor, sobre tres tipos que van medio escondidos y muy ebrios por las calles de Auria -la forma en la que el autor denominaba a Ourense-, por caminos de Galicia llenos de charcos y frío, bajo una lluvia gélida, una lluvia sin tregua. ‘A Esmorga’, de Eduardo Blanco Amor (1897-1979), un autor maldito, un proscrito que mantuvo siempre una elegancia bohemia, es una novela extraordinaria. Porque en ‘A Esmorga’, ya está dicho, el lector parece que paladea el sabor del aguardiente reparador del frío que ingieren los protagonistas y huele el olor a carne usada de las prostitutas de los burdeles que visitan en su travesía hacia los infiernos.

‘El Castizo’ ha decidido dejar las parrandas, porque así lo ha prometido a La Raxada, la prostituta que un día él sacó de una casa de lenocinio, con la que comparte un hijo, un amor triste, y la necesidad de estar junto “a las carnes de su cuerpo que nunca me pude apartar de ella por mucho plazo”. La Raxada sufre una enfermedad terminal. Pero aquella mañana, ‘El Castizo’ se topa, en el trayecto hacia la obra en la que trabaja, con Juan ‘El Bocas’ y con Eladio ‘El Milhombres’, dos tipos inquietantes aunque de aparente fondo noble, que vienen de una noche de peleas, borracheras y muerte. Un encuentro fatal. La novela es el relato en primera persona, que Cipriano Canedo, al que llaman ‘El Castizo’, formula ante el juez de los hechos que ocurrieron en aquella noche de juerga y tragedia.

Eduardo Blanco Amor fue homosexual, republicano y exiliado. Nunca escondió ni su pensamiento ni su condición sexual. Por tanto, sobre su obra cayó la ira de la censura y el plomo del silencio. ‘A Esmorga’ está considerado como el mejor libro en gallego de todos los tiempos. La censura lo prohibió inmediatamente en España. El libro está lleno de descripciones sublimes del paisaje gallego. Galicia para bien y para mal. Con la lluvia. “Yo tengo que decir que la lluvia tuvo mitad de la culpa, aunque no se crea, que usté no puede saber lo que aquí nos hace la lluvia, cuando viene así, duro que te pego, sin parar, a veces meses y meses”, relata al juez ‘El Castizo’. Como en un Macondo oscuro y pobre, un Macondo desdichado y sin suerte. 

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