No todo fueron buenas noticias, y a partir de 2007 las nuevas crías empezaron a no sobrevivir a su primer año de vida, aunque seguíamos observando una cría nueva cada año. Esto se relacionó con la falta de interacción entre las orcas y las pesquerías, ya que esta pesquería no disponía de cuota para pescar, por lo tanto de una falta de comida fácil, y un superávit de energía empleada en la cría de su progenie.
Esta primavera en las aguas de Barbate, ya nos llevamos una grata sorpresa, al poder observar una cría recién nacida dentro de otro grupo de orcas, en el cual nunca habíamos observado ninguna cría o juvenil. Este es el grupo de Macarra, que también se les vio interaccionando con la pesquería de palangre en el Estrecho durante dos temporadas, en los primeros años. Además de la nueva cría, disfrutamos de poderlas ver cazar a los atunes, con una increíble tasa de éxito. No era raro poderlas ver con una atún en la boca, compartiéndola con los miembros de su familia. Después de lo que observamos allí, no nos podíamos ni imaginar lo que nos encontramos en las aguas del estrecho en verano.
En julio observamos dos crías, una de la super mama Toni, una hembra que es incluso la madre de uno de los machos adultos, Camacho. Y la otra cría es de una madre primeriza, que era tan sólo una cría en 1999. Y se observaron fuertes interacciones con los pescadores, tanto españoles como marroquíes, además de que se les observaba en buen estado de salud. Y no acabaron aquí las sorpresas, en agosto llegaron con otra nueva cría de una mamá ya experimentada que tuvo su última cría en 2005 y fue una de las supervivientes. Sólo nos queda esperar al año que viene, y comprobar si estas nuevas crías han sobrevivido. Por el momento no podemos especular nada, aunque en principio pueda parecer un buen dato para esta población. El seguimiento de esta población desde hace más de diez años, nos ha permitido poder conocer a cada individuo e ir viendo la evolución de esta población en peligro.
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