Háblenos de su exposición en la galería El Fotómata.
–Participo en la exposición colectiva Líneas de salida, donde expongo seis fotografías tomadas en la calle del Infierno durante la Feria de Sevilla. Está enmarcada dentro de La Mirada de la escalera, título genérico con el que la Casa del Libro engloba las exposiciones que organiza.
Periodismo profesional, docencia, ¿dónde enmarcamos la fotografía en su vida?
–Mi relación con la fotografía comenzó en el 84, año en el que tras hacer un curso con Emilio Sáenz monté mi propio laboratorio en casa. Comencé haciendo retratos y books a actrices y actores con los que tenía una estrecha relación por mi paso por el Instituto del Teatro. Pero años más tarde las circunstancias hicieron, tras cambiar de domicilio, que prescindiera de mi laboratorio y, poco a poco, mis responsabilidades laborales y familiares me fueron apartando de la fotografía, afición para la que dejé de tener tiempo.
¿Se puede decir que ha despertado una inquietud artística que estaba dormida en su interior?
–Cuando digo que abandoné la fotografía me refiero a no dedicarle el tiempo que exige, aunque nunca le di del todo la espalda. Pero cumplidos los 50, momento clave en el que uno se pregunta qué quiere ser de mayor, decidí volver a darle un mayor protagonismo en mi vida, renunciando a otras muchas cosas para poderle dedicar el tiempo que se merece.
¿Por qué fotografiar espectros?
–Decidí seleccionar esta serie para mi primera exposición individual porque es, de las que estoy trabajando, mi favorita. Son fotografías con las que tengo una relación muy especial, por muchos motivos.
¿Los espectros le encontraron o fue usted quien los buscó?
–Al principio salieron a mi encuentro. Yo estaba trabajando en un proyecto sobre la ciudad de Sevilla y entre las fotos que hacía fueron apareciendo poco a poco, hasta que se fue intensificando nuestra relación y acabé saliendo expresamente a su encuentro.
Tanto el periodismo como la docencia son actividades creativas, ¿qué busca en la fotografía?
–La fotografía te hace mirar el mundo de una manera muy particular. Es un ejercicio de observación diferente. El blog en el que cuelgo mis fotos (alejandroai.blogspot.com) lo denomino Miradas porque se trata de eso, de mirar, de fijar tu vista en algo o alguien y verlo desde esa perspectiva tuya, personal, que dota a lo mirado de un sentido y significado diferente al de cualquier otra persona que mire lo mismo. Luego compartes tus miradas con los demás.
¿Qué papel desarrolla Carmen Otero en esta muestra?
–Carmen es una excelente escritora y tengo el privilegio de contar con su amistad. Ambos trabajamos en un proyecto fotográfico-literario en el que yo aporto la imagen y ella el texto. Para mí es toda una experiencia porque es mezclar ambas miradas en una sola obra. Cada vez que escribe un texto sobre una de mis fotografías, ésta cobra un nuevo significado para mí. Lo que demuestra que todo es según se mire. Para esta exposición Carmen ha escrito un texto en el que plasma su particular relación con los espectros y que enriquece enormemente el conjunto de la exposición.
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