Cuando ya han transcurrido las entrevistas de los presidentes del País Vasco, Cataluña y Galicia con el presidente del Gobierno, le ha correspondido el turno –de acuerdo con orden de aprobación estatutaria- a la presidenta andaluza. Las expectativas previas apuntaban a tres temas de alto interés para Andalucía: Planes de empleo, infraestructuras –fundamentalmente ferroviarias de Granada, Almería y la enormemente demandada de Algeciras/Bobadilla – y la mejora de la financiación de Andalucía, en el marco de la reforma, aplazada, de la financiación de las comunidades autónomas. Las expectativas del encuentro se han cumplido conforme al guión. No podía ser de otra manera. En este sentido, las demandas andaluza han sido atendidas conforme exigía el Gobierno de Andalucía.
Por encima y por debajo de este temario es evidente que hay un asunto, que oficialmente no se ha manifestado pero que ha debido de formar parte de la agenda: La auténtica oleada diaria de desembarcos y rescates de inmigrantes en las costas y puertos andaluces, que está batiendo records cada mes del presente año, desbordando todos los dispositivos previstos para su acogimiento. Un problema europeo y de responsabilidad estatal que está recayendo sobre las administraciones más cercanas, como los ayuntamientos y las entidades humanitarias, como Cruz Roja, de manera que los de abajo son los que soportan el peso.
También merecerá algunos comentarios fuera de agenda sobre los respectivos calendarios electorales del presidente del Gobierno y de la presidenta andaluza. En el primer caso - España- es evidente que siempre será tras las municipales y europeas de mayo de 2019, si Puigdemont no entra con pie de guerra en su nuevo control del grupo ex convergente y se desmarca absolutamente del nuevo gobierno, y en el segundo - Andalucía- la inmediatez de las elecciones andaluzas parece que se vislumbran con muy pocas dudas. El resultado del desgastado PP de Andalucía en el congreso nacional, donde toda la actual cúpula se ha estrellado contra la realidad de la voluntad general del PP nacional, es un motivo más para acelerar los planes del corto adelanto electoral de cuatro meses, en el que se debate Susana Díaz y la dirección del PSOE andaluz.
La “norma andaluza” no se impuso ni en el PSOE, ni en el PP, ni en Podemos. Las direcciones han marcado territorio en sentido diverso en todos los partidos. En Ciudadanos ha habido un arreglo y sus resultados marcarán su durabilidad.
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