Francisco Aurelio Dávila Rosso
Pensarán algunos que en estos tiempos de incertidumbre en los que el país y parte del mundo ha sido paralizado por el Covid-19, hay determinados sectores del funcionariado que cuenta con privilegios frente al resto de la sociedad por no tener que asistir al trabajo.
Me refiero más concretamente al profesorado. Oímos en muchas ocasiones durante estos largos días el comentario de que los profesores son muy afortunados de cobrar su sueldo íntegro quedándose en casa y que es injusto que exijan a los alumnos que adquieran los conocimientos y sean evaluados a través de plataformas que hasta ahora eran desconocidas tanto para unos como para otros.
Pero, ¿acaso alguien cree de verdad que los docentes quieren poner a sus alumnos en estas situaciones?
Hace unos días veía un video de YouTube de la portuense Natu Ricoy, de su canal “La profe Natu”, que hablaba de este tema y a la que razón no le falta cuando denuncia la desigualdad ante estas situaciones en las que no todos los alumnos y las familias de éstos tienen por qué tener acceso a internet, móvil u ordenador.
Tampoco el profesorado tiene por qué tener el material tecnológico que se les exige para dar sus clases desde casa. Es una realidad que este " no parón" educativo en los colegios e institutos harán mella en la adquisición de los contenidos educativos en etapas muy delicadas de su formación.
Sería más conveniente y justo que en vez de verse atosigados hoy intentando adaptarse a medios docentes a los que no están acostumbrados, pudieran realizar alguna actividad escrita complementaria en papel y que retomasen el curso ampliando el calendario lectivo hasta julio, asegurando así la calidad en la transmisión de los contenidos y del cumplimiento de los objetivos de todas las programaciones de las distintas asignaturas del plan de estudios.
Los padres no tienen porqué saber ayudar a los hijos en sus tareas y los alumnos y profesores no tienen porqué saber dominar a la perfección las fórmulas no presenciales de docencia.
Bajo mi punto de vista, lo que creo que debe quedar claro de todo esto es que los profesores deberían tener previsto un material teórico-práctico en papel disponible de cada tema para suplir las clases presenciales en futuras epidemias u ocasiones extraordinarias de este tipo.
Esperemos que todos aprendamos de esta situación y que pese a que sabemos que la crisis del Covid-19 puede acarrear una laguna importante en la formación de la generación de jóvenes actual, consigamos entre todos corregir dichas carencias, exigiéndole al Ministerio de Educación que actúe en consecuencia y se deje de dar bandazos improvisados sin rumbo concreto.
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