El Loco de la salina

A ver si no inventamos más tonterías

Pero, aunque el mono seguía saltando, no tuvimos lo que hay que tener para encontrar en ninguna página de nuestro gran libro lo de marental.

Publicado: 27/04/2020 ·
02:42
· Actualizado: 27/04/2020 · 02:42
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Tenemos en el manicomio un diccionario que coge media biblioteca. Tiene unas pastas y unos cantos labrados en oro, que ya los quisiera el mismo rey de Persia. Las páginas son a todo color y cada vez que lo abrimos desprende un olor fantástico que linda entre la sabiduría y la verdad de cuanto hablamos y escribimos. Fue una de las mejores compras que hizo el director. Es tan bueno, que cuando una palabra no viene recogida en él, se encoge, suda, sufre y por ahí sabemos que es puro invento.

Pues bien. Este diccionario rara vez lo abríamos, porque aquí la verdad es que no lo necesitábamos mucho. Pero de un tiempo a esta parte le damos tanto uso, que ya estamos notando cómo sus páginas agradecen el movimiento, la consulta y la ventilación. Y comenzamos a recurrir a él, cuando empezaron a bombardearnos los políticos con palabras raras y cojas. Era todo a un tiempo escuchar un vocablo extraño e irnos automáticamente en bloque a la biblioteca en busca del gran diccionario de hojas doradas.  Un día escuchamos eso de miembros y miembras y nos faltó tiempo para acudir a la consulta. Lo de miembros venía en el libro: “Cualquiera de las extremidades del hombre o de los animales articuladas con el tronco”.

Sin embargo, después de tirarnos toda una tarde con miembras, el diccionario nos dejó como estábamos. No aparecía por ningún sitio. Ya empezamos a pensar que nuestro gran libro perdía palabras por algún agujero misterioso o bien que el que perdía cerebro era el inventor de esos engendros. Más tarde, oímos eso de monoparental y monomarental. Nos tiramos como lo que somos y estuvimos una tarde y una noche sin dar tregua prometiéndonos no acostarnos hasta dar con el vocablo. Un mono apareció por la eme, y saltando nos vino a decir que significaba uno. Parental sí venía y significaba perteneciente a los padres o parientes, con lo que pudimos deducir que monoparental era lo perteneciente a un solo padre o pariente. Pero, aunque el mono seguía saltando, no tuvimos lo que hay que tener para encontrar en ninguna página de nuestro gran libro lo de marental. Hartos de buscar, tuvimos la certeza de que el político de turno se refería a la mare que parió el mono, porque otra cosa era imposible.

Monomarental no existe más que en la mente calenturienta del clásico cateto del triángulo. Ahora hemos vuelto a la biblioteca en masa, porque no damos con esto que les explico. Hemos buscado escalada y desescalada. Lo de escalada viene y significa “Acción y efecto de escalar una fortaleza valiéndose de escalas”, pero llevamos una semana dándole vueltas al diccionario y lo de “desescalada” no lo encontramos. Por favor, si alguien tiene en su casa un diccionario más gordo que el nuestro, a ver si nos saca de dudas; o si alguien ha visto por ahí una desescalada paseando por la calle, ahora que se puede salir con mayor facilidad, que nos lo diga, porque aquí en el manicomio no disfrutamos de tranquilidad hasta que no aparezca.

A los locos nos gustaría saber qué se propone el que va inventando estas palabras  y las va poniendo en circulación a través de todos los medios de comunicación en un desprecio absoluto por nuestra magnífica lengua española. Están demostrando ser unos analfabetos, de esos que saben leer, pero que no tienen ni idea de lo que leen. En fin, que ya los niños están en la calle, de lo cual nos alegramos, pero no porque haya una desescalada, sino porque lo que se persigue es una disminución progresiva del virus maldito.

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