No dudamos de la afirmación del delegado de Seguridad, Juan Carlos Cabrera, de que el Ayuntamiento ha reaccionado a la inquietud vecinal en Los Bermejales por la escalada de inseguridad que se registra en el barrio y de que ha reforzado la presencia de agentes de la Policía Local, en coordinación con la Nacional. De hecho, gracias a esta mayor vigilancia fueron detenidos “in fraganti” unos ladrones que estaban robando durante la noche una floristería. Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes. Lo preocupante es el ‘modus operandi’ de los delincuentes, cada día más osados.
Así, se conoció con estupor a finales de diciembre el empleo de una bomba de fabricación casera para desvalijar un cajero automático de una entidad financiera. Hace tan sólo unos días, dos encapuchados atracaron machete en mano y con clientes dentro del establecimiento un estanco a las 20:30 horas. La psicosis se extiende por el barrio y se propagan noticias, no confirmadas, de supuestos robos a escolares a plena luz del día a las puertas de academias o centros educativos. Imaginaria o no, pero lo cierto es que la sensación de inseguridad se extiende por un barrio donde, paradójicamente, está la sede de la Policía Autonómica y al que se prometió construir una de aquellas cinco comisarías a cambio de la Gavidia, comisaría de la cual jamás se supo y que a la vista de la situación parece más necesaria que nunca.
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