Espadas lanza la idea de ampliar el número de casetas de la Feria ante las 1.044 peticiones pendientes, tal como ya hicieron Monteseirín y Zoido. El primero incluso proyectó el traslado al Charco de la Pava y casetas de dos plantas, con un coste de 30 millones de euros, inviable. El segundo pensó en reestructurar el campo de Los Remedios para así erigir más casetas. Dado que la superficie es limitada, es imposible satisfacer la demanda, que equivale prácticamente al número de casetas existentes (1.052), para lo cual en un plano teórico habría que duplicar el tamaño de la Feria y convertirla en un evento gigantesco y desproporcionado en una ciudad tan cuidadosa de guardar las medidas.
El Ayuntamiento debe valorar si es una prioridad para una urbe con siete de los barrios más pobres de España y 74.000 parados gastar fondos públicos en lograr a lo máximo dos centenares de casetas para un uso efímero de una semana a lo largo del año. Y, en tal hipótesis, si las nuevas casetas han de destinarse a quienes están en lista de espera (uno de los últimos adjudicatarios llevaba 27 años) o por el contrario, como sería deseable, a incrementar el escaso número de casetas de acceso libre (18, equivalentes al 1,71%) para así democratizar la fiesta en beneficio de los 600.000 sevillanos sin caseta y de nuestros visitantes. En todo caso, nos quedamos con las palabras del alcalde: “Si el Presupuesto lo permite”.
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