Por fin, los entrenamientos han comenzado y con ello la rutina. Aunque nos quedan unos cuarenta días de rumores de fichajes, el saber que ya el equipo empieza a tener su trabajo diario, que pronto habrá partidos de pretemporada y que se va formando un esquema, ayuda a calmar las ansias. Para mí el peor periodo es el que transcurre entre el final de liga y el comienzo de los entrenamientos. Es cierto que los jugadores están de vacaciones, pero nuestra cabeza no. El Recre nos tiene acostumbrado a reformar el equipo año a año y esa incertidumbre te hacer está vívido de noticias, cuando realmente no las hay. El trabajo se hace en la sombra y el pesimismo nos abruma: es más fácil conocer qué jugador se marcha (habitual en el Recre por la corta duración de contratos) que saber quién llega. Tampoco ayuda a las buenas noticias el análisis deportivo de la temporada concluida. El fútbol, por mucho que nos guste, es como ponerte a jugar al euromillón: las posibilidades de un éxito que nos deje “anestesiados” medio año más es muy lejana. De hecho, en Segunda División B eso se acrecenta. De 80 equipos, 4 ascienden. Y ya sabemos que da igual quedar primero.
Pasado ese trámite de ansiedad deportiva, por fin el sudor y las agujetas hacen mella en la plantilla. Este Recre 19/20 será muy distinto al de la pasada campaña: por primera vez es un proyecto propio sin interrupciones de prestamistas entrometidos. Incluso podría decir que es un planteamiento más a la baja, pero hasta que no esté terminada la plantilla al 100% no podemos hablar. Lo que sí tengo claro es que el sobrecoste no nos lleva a nada. Y sí un buen general. El año pasado teníamos a Salmerón con las ideas muy claras y para los dos próximos años tenemos a Alberto Monteagudo. Puede que los nombres sean menos llamativos, pero no me importa si el entrenador está contento con ellos y hay un criterio económico rígido. No nos podemos permitir ni un mes de impago. Si los otros clubes quieren entregar un castillo por un jugador de la categoría de bronce es su problema. En este caso la coherencia y la lógica se imponen al falso sentimiento de ilusión de los nombres.
Que claro, un nombre potente en el equipo mejora la campaña, es marketing y nos ilusiona soñando. Pero somos el Recre, y tanto tú, como yo, como el Consejo de Administración, sabemos que esta afición no falla. Durante la temporada puede haber unos más o menos, pero en el momento de la verdad ahí se está.
¡Qué ganas de que rueda el balón y conocer al nuevo Recre!
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