Mayo. Mes tradicional y santificado por la familia salesiana en nombre de María Auxiliadora, la devoción mariana del turinés Juan Bosco, padre y mentor de una de las congregaciones más universales. Mayo de 2014. El mes y año en el que el Sevilla tocó el cielo de Turín levantando su tercer entorchado europeo.
Turín y Sevilla parecen unidas por una misma palabra, UEFA. Pero el eslabón de dos capitales que sienten tanto el fútbol siempre estuvo anclado por el espíritu de Don Bosco, el espejo de tantos jóvenes sevillanos que alguna vez pisaron un centro salesiano.
Así, cuando peor pintan las cosas en un inicio de temporada dubitativo, el Sevilla podría encontrar su particular milagro en Turín frente a una Juventus tan irregular hasta la fecha como los rojiblancos. Así, los líderes del grupo en la Champions se ven las caras con la obligación de regresar a su mejor versión antes de que sea demasiado tarde. Para ello, la victoria liguera del pasado fin de semana debe servir para levantar el ánimo de los pupilos de Emery, que vuelven a Italia después del bello recuerdo de la pasada temporada cuando se dieron cita en Florencia para lidiar unas semifinales en las que arrasaron. Y es curioso porque hasta la fecha no se le habían dado precisamente bien los rivales italianos, que antes de enfrentarse a la Fiorentina acumulaban tres derrotas (Parma, Milan y Sampdoria) y un empate (Parma).
Ahora es la hora de los campeones. El momento justo y certero para demostrar que el proyecto sí es sólido.
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