De entre las noticias que trajo el último Pleno, sin duda la más llamativa -por llamarla de alguna manera- es el bloqueo de una concejala “no adscrita” a la habitual Declaración Institucional contra la Violencia de Género. A estas alturas, en Jaén ya casi nada puede extrañarte cuando del Ayuntamiento se trata, pero cuando cuentas la historia completa a alguien de fuera de la ciudad es cuando tomas consciencia del sainete entre satírico y dramático que estamos viviendo los y las jiennenses en este mandato municipal. Una concejala, que llega al Ayuntamiento como número uno de Ciudadanos, ese partido demasiado acostumbrado a los fichajes que después salen “rana” -en Jaén sus tres concejales demostraron un desapego total a la democracia municipal y una falta de respeto a quien les votó-, y que hoy, defiende con pasión la radicalidad de VOX desde un escaño que VOX nunca ganó; consentido por un Alcalde que ha preferido darle un espacio que no merece a cambio de un voto que le es estratégico, paseando su radicalidad por el palacio municipal. Así, que los vecinos y vecinas de Jaén tenemos una concejala de VOX, que ejerce como tal y que tiene medios personales y materiales con cargo al presupuesto municipal. Preocupante es ver cómo llegan los posicionamientos radicales a nuestro Ayuntamiento, y aún más, comprobar con qué facilidad se le ha abierto un altavoz privilegiado a una formación que apenas recogió votos en las últimas elecciones municipales. En el último Pleno se impidió por los otros grupos que la citada concejala interviniese para intentar llevar a los hogares jiennenses, vía televisión municipal, la radicalidad de sus planteamientos. Hasta ahí hubiéramos podido llegar, dar aire a quien no es capaz de condenar la violencia de género, a quien inscribe tanto asesinato cruel en algo así como una mera pelea entre sexos en las que unas veces gana el hombre y otra la mujer. Más nos vale que nuestro Alcalde se ponga firme contra esa extrema derecha que Jaén jamás votó, aunque eso le suponga perder alguna votación que otra. Perdería la votación, pero ganaría la dignidad política que no se tiene, cuando se es capaz de pensar que resulta gratuito aprovecharse de la perversión política que supone tener una concejala de extrema derecha. No se puede dar alas a quien no es capaz de pelear activamente contra la violencia de género.
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