Esta situación ha sido constatada por el director de la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), José Antonio Busto, quien ha reconocido a Efe que esta entidad sin ánimo de lucro está “desbordada” por el volumen de peticiones que reciben de las entidades benéficas a las que suministran alimentos.
“La llamada de gente que precisa alimentos crece cada día y es previsible que en 2009 rebasemos el millón de personas a las que prestamos ayuda, frente a los 890.000 a los que asistimos en 2008”, asegura Busto.
El pasado año se repartieron 69 millones de kilogramos entre los 52 Bancos de Alimentos que conforman la Fesbal, los cuales suministran comida a 7.400 entidades benéficas de todo tipo.
De esos 69 millones, la mitad fueron cedidos por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), lo que, a juicio de Busto, pone de manifiesto la necesidad de impulsar las donaciones de empresas del sector agro-alimentario como “único modo de paliar la demanda no cubierta”.
Las posibilidades de obtener excedentes de estas empresas merman ante la presión de la crisis porque éstas “se ven obligadas a ser más estrictas con el control de su producción para ajustar los costes a la coyuntura económica”, denuncia Busto.
Por tanto, la crisis provoca un doble efecto para los Bancos de Alimentos: por un lado, aumenta la demanda de personas sin recursos que necesitan alimentos y, por otro, disminuye notablemente la oferta de excedentes de producción del sector alimentario.
El tipo de alimentos que reparten estas organizaciones está compuesto principalmente por productos no perecederos de primera necesidad, como arroz, pasta, azúcar, leche, queso y conservas, como principales.
Sin embargo, Busto explica que lo que les gustaría repartir es aceite y legumbres, pero estas últimas son muy difíciles de conseguir porque pocas empresas se dedican a su producción en España, donde se importan de Estados Unidos, Canadá y Chile.
En referencia al perfil de aquellos que recurren a la ayuda de los Bancos de Alimentos, Busto puntualiza que está cambiando, ya que el grupo de familias y personas solas supone el 26% del total de beneficiarios, la cifra más alta, “por el aumento del número de parados de larga duración”.
Otro sector sobre el que la crisis está haciendo mella es el de los inmigrantes, que constituyen el 16% de los receptores de alimentos de la Fesbal, porcentaje que presenta “una clara tendencia a la alza”, admite Busto.
Uno de los pilares sobre los que se sustentan los Bancos de Alimentos, además de las donaciones, es la actividad de los voluntarios, sin la cual “la Fesbal no podría funcionar”, destaca Busto.
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