El objetivo no es otro que recuperar y mantener la cultura gastronómica del interior de la provincia malagueña con productos de la tierra. “Siempre incluimos platos populares en el menú. Concretamente hemos recuperado un postre del siglo XI, las almojábanas. Se trata de unas tortas rellenas de queso fresco de cabra”, detalló Carmona.
El menú consiste en entrantes de gazpacho de flojas, croquetas de queso de cabra, pipirrana, berenjena rellena de pimientos y arencas; gazpacho de espárragos verdes y cazuela de fideos marenga; atún en almendra “encebollá” y postres a base de almojábanas y canutillos de ajonjolí con helado Pedro Ximénez, todo ello regado con cerveza negra y al precio de sólo 35 euros.
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