Es difícil hablar sobre el origen del grafiti. De hecho, podemos remontarnos a las pinturas rupestres en las cuevas durante la Prehistoria. O a las inscripciones que se realizaban en las paredes durante el Imperio romano, la mayoría de carácter satírico o crítico..
Somos un equipo, una empresa bajo el nombre de Hoko porque es el más conocido, pero están Pepe Gutiérrez, Eduardo Corrales, mis hermanas, María García, Julia María, Adela, los talleres de costura, personas que dan vida a los muebles que yo diseño, es decir, tengo un herrero, un carpintero...Podemos hablar de aquel graffiti, borrado al amanecer, que apareció en un muro londinense junto a un delantal manchado de sangre en 1888 y que fue atribuido a Jack El Destripador. En lugar de tinta usó sangre y rezaba: ‘The Juwes are the men That Will not be Blamed for nothing’. O aquel Kilroy Was Here (Kilroy estuvo aquí) escrito en diferentes muros, desde Túnez hasta Alemania, pasando por Italia, durante la Segunda Guerra Mundial.
También hay dudas sobre el origen del fenómeno del grafiti tal y como lo conocemos hoy en día. Unos lo sitúan en la década de los 50 en Filadelfia cuando un joven adolescente llamado Darryl McCray bombardeó todos los lugares posibles de Filadelfia con el tag “CornBread”. Otros afirman que historia moderna de graffiti se remonta a los años 60 en Nueva York, donde los artistas se dedicaban a firmar las paredes, entre ellos TAKI 183, cuyo nombre verdadero era Demetrius.
Sea como fuere, lo que hoy nos interesa es que en Barbate llegó a finales de 1970 y comienzos 1980. Fue en esos años cuando emergió la figura de Francisco Jesús Alvarado García, hoy uno de los artistas más reconocidos de la localidad. Hablamos, evidentemente, de Hoko.
Arte urbano, arte con mayúscula. Creatividad a raudales. Trazos perfectamente identificables con un punto canalla. Maestría en el manejo de las técnicas del grafiti y también de la locura que subyace en el proceso de creación artística. Su marca, su estilo, su firma, es única y encaja a la perfección con el pueblo que le vio nacer. El color, la fuerza de sus creaciones, te doblan la mirada, de rompe las pupilas...
“Estoy viviendo una etapa artística, sobre desde hace cinco años, muy potente”, consecuencia de abrirse el campo más allá de los murales y grafitis, “que son mi referencia”, a otros ámbitos junto al mundo del carnaval, como es el hecho de que la gente “cuente contigo para decorar restaurantes y locales, desde el mobiliario a su imagen corporativa”.
Su arte alcanza muchos ámbitos. Por ejemplo, en breve estrena el etiquetado y el diseño de una marca de vinos. “ ‘Cachondeo’, de una empresa de Sevilla a la que le he hecho la imagen corporativa. El logotipo es entre una vaca retinta y un atún rojo”.
“Soy cocinero”
Y es que aunque resulte increíble, su profesión es la hostelería. “No estudié Bellas Artes. Soy cocinero. Soy fijo discontinuo en Melia Atlanterra desde 2003. Allí ejerzo otra faceta de mi locura como es tallar la fruta… pero a la vez esa experiencia me ha abierto las puertas a la hora de decorar un local de hostelería y darle una imagen, un diseño, una estructura”.
‘El Último Gato’, ‘Mezkla’ (que para quienes no hayan estado es alucinante, desde las lámparas hasta los botelleros de rejos de pulpo), ambos en Zahara, son algunos ejemplos de sus trabajos de decoración en hostelería, que van “desde diseñar un tenedor hasta cómo deben ir los camareros vestidos o decirte a partir de un local en obras dónde debe ir la barra y como debe ser la decoración”.
Además, HK Decoraciones firmó antes de la pandemia como proveedor oficial de las empresas Meliá y Riu para producir los musicales y los shows que llevan a cabo en sus hoteles. “Hicimos uno, gustó y fuimos a Mallorca a firmar como proveedores oficiales de ellos. Hicimos más de catorce hoteles . Y luego entró Riu. Íbamos a producir todos, es decir, a 180 hoteles. Pero llegó la pandemia y se suspendieron los musicales. Se cortó. Ahora no sabemos si se retomará o no”.
Durante la entrevista no deja de usar el plural porque “somos un equipo, una empresa bajo el nombre de Hoko porque es el más conocido, pero están Pepe Gutiérrez, Eduardo Corrales, mis hermanas, María García, Julia María, Adela, los talleres de costura, personas que dan vida a los muebles que yo diseño, es decir, tengo un herrero, un carpintero… somos un equipo”.
“He tenido mucha suerte por rodearme de quienes me he rodeado. De trabajar con quienes he trabajado y con quienes trabajo. No soy nada sin ellos”, reconoce. “Llevamos muchos años. Y con Barbate por delante”.
Sus comienzos
Pero vayamos por partes. Sus comienzos se remontan a aquel “niño al que le gustaba pintar, como a muchos otros. Pintaba, dibujaba y no se me daba mal”, pero fue en 1985 cuando comenzó a adentrarse “en el mundo del grafiti y de sus técnicas a través del espray”.
El grafiti llega a Barbate influenciado por “el skate (fue en esa época cuando se construyó un skate park entre los niños y Antonio Ríos en el Cine de Verano frente al Cine Atlántico), por el rap y el breakdance… Recuerdo que entre todos los chavales pusimos dinero para que alguien nos hiciera un grafiti en el skate park como los que aparecían en las revistas”.
En esos años “ya había gente que había hecho cosas con espráis en Barbate… mayores que yo, pero lo que es un grafiti como tal, de los primeros fue ese, el del skate. Y claro, lo vi y me abrió los ojos. De ahí surgió todo”.
Desde entonces, “casi todos los murales que hago en las calles son con espray. No uso pinceles a no ser que sea para mis cuadros. Es grafiti puro y duro”. Para Hoko “el grafiti es una técnica de pintura urbana que siempre es moderna… no pasa el tiempo, no envejece. Es muy actual porque se va renovando y no cuenta con una sola técnica. Ya forma parte de las Bellas Artes, con técnicas muy realistas y eso ha abierto los ojos a mucha gente. Ahora mismo hay murales que no tienen nada que envidiar a un cuadro”.
El Carnaval en la sangre
En el mundo del Carnaval, en el que desarrolla una de sus facetas más conocidas, también se adentró cuando “era pequeño. Salía en algunos grupos. En Barbate hay mucha cultura de carnaval. Mis padres estaban en Los Bandoleros y lo llevo viendo desde siempre. Disfraces, Cabalgatas, las madres con las costuras, los padres ensayando… todo eso se me quedó en la cabeza. Pero fue en 2001 ó 2002,cuando José Manuel Cardoso me pide que le pinte un forillo… Y ese fue, el de ‘Las Buenas Nuevas’, mi primer forillo en el Gran Teatro Falla”.
Pero la vida son coincidencias. “Es curioso porque yo pinté un grafiti en la pared del edificio que más adelante fue el Museo de la Batalla de Trafalgar, en la explanada del Bay Bay. La dueña me quería denunciar y fue a la Jefatura de la Policía Local. Mi padre era el que estaba de guardia. ¿Será mi hijo?, dijo. Me preguntó, le dije que sí y me explicó que al final no habría denuncia si lo volvía a pintar de blanco. Luego me comentó que la mujer le dijo que no fuese a borrarlo, que simplemente hablase con ella. Allí fuimos (Pepo, Paco…) pensando en la bronca que nos iba a caer. Y claro, la mujer me dice que lo que había pintado le encantaba y que tenía la intención de pintar la fachada exterior con fondos marinos y que Emilio Santander estaba buscando un grafitero. Y a partir de ahí lo conocí… vamos, que me salió hasta trabajo (risas)”.
Como ya había trabajado con Cardoso con Las Buenas Nuevas y Los Entendíos, al final acabó también “trabajando para Manolito Santander, que era el hermano de Emilio, y por ahí me metí en Cádiz”.
Su éxito, además de su capacidad artística más que evidente, residía también en el hecho de que “la técnica del grafiti te da la dimensión. Los grafitis son grandes, buscan llamar la atención… y el teatro es dimensión, es muy grande y hay que decorarlo. Y yo controlaba esas medidas”. Además “pintar rápido es un concepto del grafiti porque había que evitar que te pillen. Esa ha sido su esencia”.
A partir de ahí, “fui componente de la comparsa, autor de varias chirigotas con Cardoso en Barbate. Y en 2008 me salió el primer diseño de un disfraz. Antes, aunque había hecho diseños, mi nombre no aparecía… solo el de Emilio Santander. Y Cardoso me animó a que volase solo”.
Y vaya si voló. El primer diseño fue para Los Mendas Lerendas de Jesús Bienvenido y “ganamos la Aguja de Oro” y en 2012 con la comparsa “La serenísima” logró el premio a la Mejor Escenografía. Ha trabajado para Bienvenido, ocho años con el cuarteto del Morera con cinco primeros premios en la categoría seguidos. Y en coros con Julio Pardo, Guimerá. Para comparsas de Juan Carlos Aragón, Antonio Martín… “fue una locura. La gente lo veía, le gustaba… era otra técnica. En Cádiz la técnica de los decorados era pintar con pincel y nosotros manejábamos las pistolas de pintura que es muy parecida a un espray, es decir, pintura pulverizada. Nosotros dominábamos los brillos, las sombras… e introducimos una nueva técnica que otros han ido adoptando también y como es lógico”.
Cuando comenzó en el mundo del Carnaval, su ‘taller’ era el Cine Avenida… “prácticamente vivía allí”. De hecho, de ahí surgió la inspiración de la inolvidable chirigota Los Fantasmas del Cine Avenida… “el fantasma era yo”. Y partir de 2008 llegó el momento de “andar solo porque de lo contrario siempre estaría a la sombra de los demás. Monté lo mío, con mi gente y con amigos… y echamos a andar” de la mano de la empresa HK Decoraciones.
“Autónomo y con muchísimos miedos como es normal. No era fácil introducirte en el mundo del carnaval viniendo de un pueblo con una empresa joven cuando allí en Cádiz había empresas con una jerarquía muy asentada. Luchar contra eso era complicado”, recuerda para añadir con satisfacción “la etapa en la que los grandes autores de agrupaciones apuestan por ti. Todos los grandes venían a Barbate. Primeros premios de cuartetos, chirigotas, comparsas, coros… todos venían”.
Pero no todo era de color rosa. “El estrés es enorme, es muy sacrificado y conlleva una gran responsabilidad. Lo peor en el mundo del Carnaval es la competencia. No hablo con las otras empresas, sino entre las agrupaciones a las que tú le trabajas. Ya aprendí y sé que no puedo coger a tres grupos que pelean entre ellos por un primer premio… lo he hecho. He tenido finales en las que el primer premio y el segundo de coros las he hecho yo. Primero y segundo de comparsa, primero y segundo de chirigotas y primero y segundo de cuartetos también. He tenido una final con siete agrupaciones mías donde los primeros premios los hacía Barbate. Todos”. Fue en 2013 con las comparsa del Genio (Antonio Martín) y también ‘Los Válidos’ (Kike Remolino), el Coro ‘Los Cabrones’ de Julio Pardo, el coro ‘Ustedes estáis fatal’ de Guimerá, el cuarteto del Morera… “disfraces, forillo… todo se hacía en Barbate”.
HK Decoraciones ha llegado a tener treinta agrupaciones en un año… “una locura… lo que pasa es que ya con el tiempo te das cuenta que hay que coger menos y de más calidad”.
Parte de su éxito es que siempre están innovando, creando, inventando… “siempre he dicho que el que viene a buscarme no viene buscando un traje de chaqueta. Siempre que me busca hay una locura. Saben que esas locuras son las que nosotros hacemos”. Es su estilo, su firma, su seña de identidad, pero “siempre partiendo de la base del carnaval antiguo. Sobre todo engañar, es decir, que algo parezca una cosa pero no lo es en realidad. Desde un botón hasta la corona de los Mendas Lerendas”.
Su sello es inconfundible. “Me gusta que sea más artesano y no lo hablo como negocio. Parto de mi idea y de lo que queremos hacer. Me tiene que gustar”.
Este año “hemos cogido algo más de Carnaval (como el Coro de Barbate), aunque también hemos dicho que no a algunas agrupaciones. No quiero volver a lo de antes, cuando realizábamos hasta trescientos disfraces en un año”.
Los mercados de abastos
Entre sus obras, entre sus trabajos más destacables, están los murales en distintos mercados de abastos. “El primer mercado de abastos que decoro es el de Zahara de los Atunes gracias a la iniciativa de una pescadera. Era el sueño que tenía con su padre, del que heredó la pescadería. Querían tener pintado el Mercado con el fondo del mar, con atunes… Me lo consultó y le hice un diseño”, relata para añadir que “ella logró que cada comerciante pusiera una parte hasta llegar al 50 por ciento del presupuesto. El resto lo aportó el Ayuntamiento de Zahara porque al alcalde, Agustín Conejo, le encantó cuando vio el proyecto. Y es que ella tenía total confianza en que esa decoración serviría de reclamo. Estuvimos un mes trabajando. Fue una maravilla y todo un éxito. Pepe Monforte lo puso en su blog gastronómico bajo el título ‘La Capilla Sixtina del Atún’ y fue una de sus publicaciones más vistas”.
Después llegó el de Barbate, que “me hacía mucha aunque no sabía de qué manera podía hacerlo. Nunca fui a proponerlo. Tenía mucho trabajo pero me llamaron y lo hice. Y ciertamente ha sido espectacular. De hecho quiero añadirle cosas cada dos o tres años. No quiero que se acabe. Incluso colocar una escultura colgante… quiero que se vaya reciclando”.
“Ahora vamos a empezar un proyecto para el exterior del Mercado de Abastos de Barbate. Para el 1 de diciembre quiero estrenarlo. Comienzo a pintar la semana que viene. Contará con una temática diferente al interior, porque queremos mantener esa sorpresa de quien entra y mira hacia arriba. Tendrá unos colores corporativos en las cornisas y unos carteles de collage de bodegones en los que aparecen frutas, verduras, pescados, carnes de retinto”, explica.
Tras estos trabajos le contrataron para encargarse del Mercado del Rosario de Cádiz. Y es que las ventas se multiplican gracias a estas decoraciones. Son muchas las personas que acuden a ver las pinturas. Son un reclamo impagable. Una publicidad que no tiene precio. Los turistas, los visitantes e incluso los vecinos, no dejan de sacarse fotos con ese fondo marino. Fotos que se comparten en las redes sociales y que atraen a cientos de personas, lo cual repercute, claro está en las ventas. “Es un orgullo ver cómo la gente de Barbate le dice a la gente de fuera que si quiere ver una cosa bonita, que se acerque al Mercado. Es algo maravilloso y que tiene un gran valor”, afirma Hoko.
Recuerda que “el Mercado de Abastos estaba muerto. La gente no quería coger puestos. La mitad de los locales estaban sin ocupar. Ahora se pelean por coger uno”.
Lo cierto es que quien entra en el Mercado de Abastos y ve su magnífica decoración, sabe que ésta encaja a la perfección con el pueblo. Es un mural para ese mercado. “Hay gente que me ha preguntado por qué los atunes tienen esa cara, pero es que esa es la cara que yo quería que tuviesen. Me podía haber ido a una foto. Haberlo hecho más realista o más cubista o más abstracto, pero no… esa es la ilustración que yo quería. Que tenga ese punto entre canalla, entre grafiti auténtico. Quería que fuese muy pictórico, como un fresco… Eso es lo que buscaba”.
Y como es de bien nacido ser agradecido, “el de Zahara se lo debo a la pescadera y a Conejo, y el de Barbate a Sergio Román (exconcejal de Cultura). A él se le plantó hacerlo. No era fácil porque había rollos administrativos, de financiación, de permisos, de tiempos… y yo ahí no puedo entrar”.
El sueño de un profeta en su tierra
Ya ha llovido desde que “llegaba a mi casa y mi padre me pedía que le enseñase las manos para ver si había restos de pintura…”. Desde entonces se ha labrado un nombre y ha logrado ser profeta en su tierra. “En verdad me siento querido, de verdad que sí. También tiene que ver por cómo es uno. Siempre he sido una persona muy allegada al pueblo. Juego la liga de fútbol. He participado en el Carnaval. Me he puesto en tanga en una peña. He hecho de todo (risas)… la gente está harta de mí y si encima soy el que pinta, pues al final todo el mundo sabe quién soy. A unos les caeré mejor, a otros peor…”
Desde aquellos años 80 hasta la actualidad, reconoce que “no me imaginaba vivir de esto, pero es verdad que el destino te lo trabajas tú. Y lo que sí te digo es que nosotros acabamos de empezar. Aunque llevamos muchos años, siento que acabamos de empezar. En ganas, en ilusión, en trabajos… nos gusta lo que hacemos. Así de claro. Cuando me meto en un proyecto tengo la misma ilusión que hace treinta años”.
Si algo caracteriza a Hoko es que es “un culo inquieto”. Así, aprovechó la pandemia para investigar nuevas técnicas y también para adentrarse en el mundo del tatuaje a pesar de que “nunca me ha gustado copiar. Me gusta improvisar. El tatuaje siempre lo he visto muy lejos. No me atraía artísticamente. Pero después he visto que ha empezado a entrar cosas que sí me atraen y creo que hay mucho por decir”.
De hecho, “para mí la magia, el arte, está en la imperfección. El realismo, que hay quienes lo trabajan magistralmente, a mí no me transmite. Es tan perfecto que no me llama”. Pero le falta alma. “Le llamamos óptica doblada. Es decir, tú lo ves perfecto, pero lo guapo es verlo doblada. Doblada tú no la copias. Doblada la estás creando”.
Hoko sigue siendo un enamorado de su trabajo. “Lo mejor es la pelea de ponerte en frente de una pared y pintar. Esa lucha es la mejor. O el mismo ejercicio de coger los materiales y empezar a crear un gorro. O crear un personaje a partir de una historia que me cuentan. Me dicen qué mensaje quieren enviar y ahora tengo que inventarme a ese tío que me estás contando. Ese ejercicio es increíble. Es crear un personaje todos los años. Es bonito. Me meto hasta en su personalidad. Y depende de quién te lo pida, no es lo mismo que me lo cuente en Canijo de Carmona, que meterme en la mente de Juan Carlos Aragón. No hay palabras para decirte lo que me genera”.
Para concluir hablamos de uno de sus sueños: pintar el faro de Barbate. “Lo he intentado y me están poniendo muchas trabas, pero es mi ilusión. Voy a seguir peleando por conseguirlo. La idea es hacerle un homenaje a las víctimas de los naufragios como el del Nuevo Pepita Aurora y el Joven Alonso. Quiero pintar un Neptuno, con atunes, con los barcos. Y en las rejas que rodean el faro quiero montar una escultura con restos de embarcaciones. Restos de barcos que representan el corazón de Barbate. Esa es mi ilusión. Su simbolismo es total”.
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