Atando Cabos

Desinfectante

La frontera entre un político y un líder es peligrosa, porque se convierte en un salto de fe

Publicado: 28/04/2020 ·
18:55
· Actualizado: 28/04/2020 · 18:55
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente jubilada, integrante del Aula Atenea del Ateneo de Jerez y de varios clubes de lectura

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Lo que viene de Estados Unidos nunca deja de sorprendernos, todo es espectáculo. El señor presidente dice que para combatir el covi19 nada mejor que el desinfectante y ya están los intoxicados en el hospital. Le hacen más caso que a un padre. En este caso, un gran padre espiritual.

No me imagino que esto pudiera suceder en España. Un personaje con tanta autoridad moral que la gente le siga ciegamente es algo muy peligroso. Enseguida se nos viene a la cabeza Hitler.

El considerar al presidente con tanta ascendencia puede que les de seguridad a los norteamericanos. En un mundo tan incierto como el que vivimos hay quien se agarra a un clavo ardiendo, lo que pasa después es que te quemas.

La frontera entre un político y un líder es peligrosa, porque se convierte en un salto de fe. No me gusta mezclar la fe y la política. Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas y pensó que era un acto sin importancia, se equivocó mucho.

Creer en un líder político para sentirse seguro puede tener consecuencias nefastas, tanto como intoxicarse con desinfectante. Ahora, también en España, hay quiénes sigue estos derroteros. La ultraderecha política y mediática pone en circulación ideas y construye líderes para todos aquellos que necesitan que sus políticos sean alguien en quien creer, en lugar de responsables políticos de una democracia. Por desgracia, son más de los que nos gustaría. Aquellos que necesitan ponerse en manos de alguien y confiar.

Los medios tecnológicos de hoy en día permiten, además, que este proceso de construcción de una realidad paralela sea más rápido. Desmentirbulos sin más es como intentar impedir una salidero de agua con un dedo. La mejor vacuna para que esto no siga creciendo es el desarrollo de los derechos sociales y civiles.

En política primero la razón, después la fe. No renunciemos nunca a nuestro derecho a pensar. No lo deleguemos nunca en favor de nadie. La historia está ahí para recordarnos lo que sucede cuando el pueblo se pone ciegamente en manos de un líder.

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