Arcos sufría cierto déficit democrático a raíz de la desaparición, en 2013, de la oficina del defensor de la ciudadanía. La institución vuelve a ser una realidad, así pues, tras casi dos años de silencio administrativo; administrativo porque, en cierto modo, el defensor Pepe Salas no ha parado de trabajar en su obligada tarea de observar la realidad de la ciudad y sus habitantes.
Desde ya, y al menos durante los próximos cuatro años, la oficina está operativa en el aula número uno del edificio Emprendedores, donde la Delegación municipal de Participación Ciudadana ha tenido a bien alojar este servicio emanado de la voluntad popular y del consenso que se dio hace cinco años para su nombramiento al amparo del reglamento de Participación de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Arcos. El cargo contemplaba la posibilidad de continuar cuatro años más y así está ocurriendo.
El alcalde Isidoro Gambín dio oficialmente la bienvenida al defensor en su nuevo hábitat, para mostrar su satisfacción por la recuperación de una figura clave en el contexto democrático de las sociedades modernas, no sin dejar de lamentarse por el cierre de la oficina que se produjo el anterior mandato, supuestamente a la luz del plan de ajuste que obligaba a recortar gastos. Sin embargo, el cargo del defensor sigue manteniendo su carácter altruista, pues Pepe Salas no cobrará euro alguno salvo ver cubiertos aquellos gastos que se le puedan plantear para un desplazamiento.
Gambín dejó constancia de la “dignidad” que preside la nueva oficina al haber sido dotada de los medios necesarios, fundamentalmente un equipo informático y, en el lado humano, de la misma administrativo que ya le acompañó en su primera etapa. Con estos medios, la oficina presta servicio de lunes a viernes entre las 10.00 y las 13.00 horas.
Asimismo, el alcalde prometió la máxima colaboración al defensor con independencia de las decisiones que se adopten o de los asuntos que les sean adversos. De ahí, destacó la independencia política de Pepe Salas, que antepone en su conciencia la situación del ciudadano.
Visiblemente emocionado, el defensor se dirigió a los medios, y por tanto a la sociedad, para explicar que seguirá igualmente ilusionado y comprometido con la tarea de escuchar y atender las quejas de la población contra las instituciones y aquellos casos donde el ciudadano, siempre que lleve la razón, sea correspondido. Salas sabe que poco ha cambiado la sociedad en apenas dos años, y que los principales problemas con los que se enfrentará serán el desempleo, las molestias de establecimientos públicos a la vecindad, los desahucios y otras situaciones que en ocasiones acaban amargando la existencia a quienes los padecen.
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