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Desconfinado y desconfiado verano

Miedo a destiempo, ganas de vivir. Muertos que no entran en el recuento, gafas para no ver de cerca, salvadores que se limitan ya a no prohibir. Prohibido...

Publicado: 21/06/2020 ·
22:08
· Actualizado: 21/06/2020 · 22:08
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Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

Expositor

El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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Miedo a destiempo, ganas de vivir. Muertos que no entran en el recuento, gafas para no ver de cerca, salvadores que se limitan ya a no prohibir. Prohibido prohibir. Los gobiernos de las comunidades autónomas toman la delantera, con las defensas casi desguarnecidas, en pos de un juego alegre, ofensivo, desinhibido: el tiquitaca de la desescalada. El espacio aéreo se abre al abracadabra del más difícil todavía en el control de pasajes y aeropuertos. El ‘Aquí no hay quien viva’ y ‘La que se avecina’ de un turismo a medio abrir. “Ya pasó lo peor”, proclaman los optimistas peor informados. Casi cien días, con sus noches y sus lunas, con sus eclipses totales y parciales, con su falta de horizontes y sus esperanzas irrenunciables, con sus chutes de adrenalina y sus duchas de agua fría, con su infantería de patriotas esenciales y su retaguardia de quintacolumnistas despreciables, con sus idas de olla y sus bajadas de bandera, con sus balcones sonoros y su estremecedor velo de silencio proveniente de geriátricos que sólo derivaban viejitos a la morgue. Cuesta respirar bien, atrapado en la atmósfera viciada por las cuentas pendientes de unos guerracivilistas que nunca dieron un palo al agua.

Rebobinemos, de puertas adentro. La prensa libre. No todos fuimos iguales, entonces. En aquellos peores momentos, cuando moría más gente, se contagiaban legiones, el desconcierto era generalizado y algunos anunciaban el apocalipsis, disparando a discreción, señalando culpables en casa a sabiendas de que el mal se extendía por todo el planeta y la mayor parte del mundo rico había priorizado el sostenimiento de la vieja normalidad a beneficio del devenir de la economía global, los auténticos medios de comunicación de la sociedad democrática, cual quijotes, combatieron, incluso entre sus propias filas por la desorientación de unos y la estupidez de otros, la desinformación y las fake news, el odio y la derrota, porque sólo les movía una razón: La búsqueda permanente de la verdad. Fue fácil distinguir a quienes alentaron la unidad y convivencia sin caer en el servilismo progubernamental. Ahí, en ese punto de inflexión, en ese matiz distintivo, rompo una lanza a favor del estoicismo mostrado por la admirada paisana Soledad Gallego-Díaz, ejemplo de compromiso e integridad que la pasada semana abandonó la dirección de ‘El País’, al tiempo justo que el dúo Juan Luis Cebrián/Felipe González arreciaba en su enmienda a la totalidad de la gestión del Ejecutivo de Pedro Sánchez, con la elegancia que siempre le caracterizó: “Yo pedí firmar un contrato de dos años cuando me pidieron que me hiciera cargo de la dirección. Los dos años han pasado y he sido yo quien ha pedido no renovarlos. De verdad, es mi decisión. Estoy contenta con el trabajo hecho, pero todo tiene su momento, y quiero recuperar un poco de mi vida”. Janli, entrevistado por ‘El Español’ de Pedro J. Isidoro, idolatrado en FAES. Ciertamente, ‘El futuro no es lo que era’. Del despectivo ‘Camarote de los hermanos Marx’ con que se despachaba el ex líder socialista al envenenado dardo ‘Sobre cómo afrontar la crisis constituyente’ que el presidente de honor de ‘El País’ dedicaba a la mayor gloria del statu quo, media el abismo entre el tiempo de vino y rosas del felipismo y el estado de cosas actual en la izquierda/centro izquierda española, donde ambos ya ni pinchan ni cortan.

22 de junio. La nueva realidad. O la nueva normalidad, si lo prefieren. Siempre alerta ante posibles rebrotes, aunque el estado de alarma ‘hiberne’. No las tienen todas consigo, empero, científicos e investigadores. Los contagios y las muertes no se detuvieron. El coronavirus dispara los tiempos de espera en intervenciones quirúrgicas y pruebas diagnósticas. Jaén será la segunda provincia andaluza con menos contrataciones estivales en la sanidad pública. Una segunda oleada prematura colapsaría el sistema. Dependerá de todos nosotros, en gran medida, que la pesadilla no se repita. Hay mucho virus circulando, más que antes del estado de alarma. Hay más brotes. Si no fuera porque la mayoría de la ciudadanía va con mascarilla, no trabaja y mantiene la distancia social, la segunda oleada ya la tendríamos aquí. El rastreo de contactos es fundamental, pero no existe ninguna aplicación tecnológica que permita identificar los últimos contactos de un positivo recién confirmado. La pugna dispar entre el deseo vehemente de los más diestros en exprimir la vida y las prevenciones lógicas de los que más saben, que son los expertos. Los hospitales hacen acopio de material. El fármaco, barato y accesible, que ansiábamos, Dexametasona, data de los años 50. La nueva realidad, o nueva normalidad, si lo prefieren, huele a naftalina y plumero, a ponerse la camisa sudada de ayer, y a cucamonas presurosas a un nene que empieza a hacer pucheros. Desconfinado y desconfiado verano, por supuesto.

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