El ‘caso Gürtel’, con sus ramificaciones, el hecho de que el ex ministro popular Jaume Matas esté imputado al cuestionar la Justicia el crecimiento de su patrimonio, sobre todo tras conocer los dispendios en efectivo que realizaba su mujer -que llegó a poner sobre la mesa incluso 70.000 euros billete tras billete en una compra-; y la operación Malaya, por ejemplo, corroboran esa teoría que dice que la política es una de esas profesiones en las que se puede hacer dinero vistiendo chaqueta y corbata o traje y vestidos, según el caso.
La publicación en el BOE del patrimonio del Gobierno y los secretarios de Estado contribuye aún más a acrecentar esta línea de pensamiento, tanto por exceso como por defecto. Y es que pocos se creen que el ex presidente de la Junta y vicepresidente del Gobierno, Manuel Chaves, tenga un patrimonio de poco más de 68.000 euros; mientras otros se tiran de los pelos al conocer que Cristina Garmendia, la ministra de Ciencia e Innovación, acumula un patrimonio de casi 5 millones de euros. Estas cosas, cuanto menos, dan para pensar que la política es un cachondeo.
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