El inicio de la campaña para las elecciones en Andalucía del próximo 2D eclipsó la insólita iniciativa política de PP y PSOE, dados los tiempos de crispación que vivimos, de presentar una proposición conjunta en la Comisión de Fomento del Congreso de los diputados, que le dio su aprobación, para instar al Gobierno a que se incluya la ronda de circunvalación SE-40 y otras vías de la provincia de Sevilla en el Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras que prepara el Ministerio. Nos felicitamos por este paso en común de los dos grandes partidos en pro de Sevilla y nos preguntamos por qué ha de ser la excepción y no la regla cuando hay tantas cuestiones básicas pendientes de solución en las que bastaría aplicar el sentido común antes que el bloqueo al otro sólo por subrayar las diferencias ideológicas.
Tal como expuso el diputado popular Ricardo Tarno, la SE-40 es un proyecto que data de finales del siglo XX, y camino de diecinueve años del siglo XXI sólo se han puesto en servicio el 40% de sus 77,6 kilómetros. El resto, o está todavía en obras o se halla paralizado. Por tanto, es de clamorosa justicia que se termine de una vez esta ronda vital para la descongestión y el desarrollo de Sevilla y que Fomento decida qué va a hacer, si túneles o puente, para salvar el Guadalquivir. En los once años transcurridos desde la colocación de la primera piedra ha tenido tiempo de sobra para despejar la incógnita.
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